Desahogo

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Narrador

Al llegar a sus habitaciones... Willy se recostó en la cama, dejandose caer de una forma rendida.
Suspiró profundo y pensó en lo ocurrido.
Mientras tanto Samuel se sentó en su silla y mirando hacia la ventana, meditó su situación.
Por otro lado, Karla escribía todo esto en su diario. Mientras su madre la espiaba de lejos.

Willy comenzaba a sentirse algo frustado por lo que buscó su móvil para relajarse un rato.

-¿Donde leches lo pude haber dejado?- buscaba entre las bolsas del traje, pero no habia nada.

-No pude ser mas tonto-. Decia.

Tomó las llaves y salió en busca de apoyo, ciertamente él no tenía mucha confianza con sus amigos, pero podía desahogarse con alguno.

-Lo siento Willy no puedo ayudarte-. Decia luzu, pues tenia un viaje urgente con lana.

-No puedo tio estoy en noruega-. Dijo Rubius...

Y fue asi que todos le pusieron pretextos... no habia manera, se encontraba solo en esta situación. Claro, no podia decirle a Samuel, pues le daba miedo que lo viera Estefania o Karla. Tenia que avisarle lo que sentia, pero no encontraba manera alguna.

-Vaya...- pensaba. -Tendré que ir a un lugar donde pueda pensar un rato-. Se subió al auto y fue de camino a un lugar cualquiera.

Puso algo de música tratando de relajar su mente, lo cual lo estaba consiguiendo.

Se detuvo en un lago junto a una clinica, se estacionó y fue a dar una vuelta caminando.
Veía a muchas parejas abrazadas, juntas... felices, sin presión alguna de amar.
Él los miraba atentamente y no era porque tuviera envidia sino porque no tenia oportunidad de saber lo que es amar sin presión.

Miró más allá y alcanzó a notar a una madre y su hijo. Se acercó para ver detenidamente, ciertamente esa mujer le daba curiosidad.
-Se parece a Rubius- y dió una leve carcajada.

Su sonrisa se perdió cuando la mujer comenzó a hablar.

-Si quieres decir lo que sientes y no sabes cómo, expresate por una carta-. Sacudió la cabeza de su hijo, dandole aquel consejo.

-Gracias mami, por fin le diré a Alejandra lo que siento por ella-. Sonrió.

Entonces Willy interrumpió aquel intimo momento.

-Gracias Señora Rubius!!!-. La mujer se le quedó viendo sorprendida.

-Tengo que hacerlo... esta es la manera- dijo Willy sonriente.

Tomó el coche y se dirigió a su habitación para comenzar a escribir.

Samuel mientras tanto, no dejaba de pensar en lo que había hecho con Willy.

-Se me ha pirado la pinza-. Apoyaba sus manos en el rostro.
-Estefania... Willy... ¿Que leches me pasa?-. Se dirigió con las manos en los bolsillos a la salida, tenia que hablar con él de una buena vez.

-¿Que es esto?-. Al parecer tenía el móvil de Willy, no se había dado cuenta de que no se lo devolvió.

-Ahora tengo pretexto para ir a con él-. Se dirigió a la habitación.

No despegaba la vista de aquel aparato, pensaba en los miles de secretos que tenía ocultos, tal vez ahi podia averiguar la verdad... si realmente Willy lo amaba.
Pero él no es asi... no podía espiar los secretosbde alguien mas.

De inmediato se tropezó con una persona la cual tambien iba distraida.

-Oye fijate!!!- su voz le pareció reconocida.

-Willy?-.

-Samuel?-

-¿Donde encontraste mi móvil?- se lo arrebató.

-Cabezón, estaba en tus ropas, fijate donde los dejas- se encogió de hombros.

-Gracias- dijo el menor.

Samuel le dirigió una sonrisa, haciendo que el mundo se detuviera para ellos, pero uno de los dos reaccionó.

-Me tengo que ir, tengo que ir con Estefania-. En verdad si iba, pero se acordó de sus infidelidades y se fue mejor al cine.

-Esta bien...- se alejó.

Caminó pensando si Samuel le habia esculcado el móvil, pero no, él no es asi... pensaba.

Estaba por abrir su habitación, no sin antes tropezarse con aquella vecina viejita, esa misma que acosa a Willy con la mirada.

-Buenas tardes-. Le dijo, ella solo dió una sonrisa macabra haciendo que él corriera a su habitación.

-Uff que tia tan mas loca-. Prendió la luz, fue a por lápiz y papel, prendió la música y se desahogo.

La carta decia algo asi...

Presión Wigettil

No hay manera, me encuentro entre la espada y la pared. No puedo finjir, Samuel es... algo mas para mi.
La presión aumenta, ella esta por partir... me siento mal, no la quiero herir.... la considero mi amiga o quizas mejor amiga pues hemos pasado momentos juntos.
No puedo decirle esto, se esta debilitando y en cualquier momento... caerá.
Caerá como una hoja y eso es lo que me atormenta, quiero hacerla feliz pero no puedo mientras él me inquieta.

Mientras Samuel me inquieta...

Esto acabará mal, tanto para mi como para ellos.
Me quedaré solo, mientras él ya se casó con Estefania, no puedo hacer nada.

Maldito sea el amor y wigetta... por ellos mi vida es asi. ¿No pude ser un chico normal? No... la gente, mis fans, mi familia... me tomarian por un chico enfermo si digo lo que soy.

Ya no hay vuelta atras, creo que deberia irme, no sin antes hacer un último esfuerzo: hacerla feliz a ella y luchar por él.

Lucharé por Wigetta...

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-¿Que haces Willy?- dijo Karla.

Tiró la carta al bote de basura, intentando ocultarla.

-Emm nada, solo escribo tonterias- de inmediato reaccionó.

-¿Cómo entraste?- ella dió una leve carcajada. -Tontito... dejaste la puerta abierta-. Se encogió de hombros.

Cabe mencionar que Willy la notaba cada vez más debil y delgada. Su rostro comenzaba a desfigurarse, pero esto no se notaba con su cabello.
Sus ojeras se hacian mas visibles y sus brazos eran mas delgados de lo normal.

-¿Te sientes bien?- le dijo.
Ella se puso nerviosa.

-Si ¿porque?-. Escondió sus brazos.

-No... por nada-. Sonrió -¿Quieres jugar conmigo?-. Le dió el mando.
-Nose como jugar-. Se lo devolvió.
-Yo te enseño-...

Y fue asi que entre risas y gritos, Karla vencia a Willy.

-Me dijiste que no sabias jugar-. Ella rió.

-Es mentira chaval, sigue jugando vamos!!!-. Se avalanzó sobre Willy haciendo que cayeran los dos juntos.

Poco a poco ella comenzaba a acercarse a sus labios, él mientras tanto, recordó aquella promesa: "hacerla feliz a ella".

Y fue asi que se besaron... poco a poco comenzaban a ser mas directos y fue justo... acabaron en la cama...

Mientras tanto el móvil de Willy sonaba... era Samuel, al parecer ocurrió un accidente y no podía regresar a casa, llamandole a este para que le recogiese.

Como él no contestaba, decidió llegar caminando mientras una tormenta se avecinaba.

-Madre mia...-. Apresuró el paso, pero la tormenta ya estaba cayendo.

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Espero que te este gustando la historia. :)

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