03 | Sólo di que me quieres de vuelta en tu vida

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En los oscuros pasillos del castillo resonaban los ecos de la ira de Hyunjin, un Alfa cuyo corazón ardía con la llama del celo posesivo

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En los oscuros pasillos del castillo resonaban los ecos de la ira de Hyunjin, un Alfa cuyo corazón ardía con la llama del celo posesivo. Detrás de él, la figura temblorosa de Felix se erguía con valentía, aunque su piel temblara con la tensión que flotaba en el aire.

Hyunjin odiaba sentir la mirada ajena posarse sobre su amado Felix. Odiaba que otros osaran hablarle, sonreírle o arrancarle una risa que no fuera producto de su propia compañía. Cegado por los celos, empujó con fiereza a Felix hacia los aposentos privados, ignorando las miradas curiosas y los saludos no correspondidos.

El estruendoso impacto resonó en la estancia cuando Felix chocó contra un pilar junto a la cama que tantas veces fue testigo de su intimidad. Los quejidos de dolor escaparon de los labios del Omega, pero Hyunjin, envuelto en su furio, apenas los registró.

-¿Por qué te aventuraste fuera de tus aposentos, mi Omega? -Rugió Hyunjin, su voz resonando con autoridad. Ignoró la mirada sorprendida mientras avanzaba lentamente hacia el tembloroso Felix. -¿Acaso no te ordené que permanecieras en tu habitación y no recibieras a mi invitado? ¡Maldición!

Felix, aún temblando, respondió con voz firme, manteniéndose erguido a un lado de la cama, sus puños apretados en los pliegues de las prendas.

-Es mi deber, mi señor. Como su Reina y compañero, debo evaluar las acciones superficiales de nuestros invitados. Al recibir al Rey de Dynes, ¡n-no desobedecí! Simplemente cumplí con mis responsabilidades. Practicaba equitación en el jardín y, al regresar al palacio, me encontré con él en la entrada. No p-podía ignorar mis deberes, le ruego entienda q-que-..

Sin previo aviso, Felix se vio atrapado por el cuello, aprisionado contra la pared. La mano venosa de Hyunjin ejercía una presión despiadada, suspendiendo al Omega en el aire. El dolor y la falta de oxigeno se apoderaron de Felix, cuyas manos delicadas se aferraron desesperadamente a la muñeca que amenazaba con quitarle la vida.

-¿Responsabilidades, dices? ¿Tu deber? -Hyunjin escupió con amargura, mientras lágrimas incontrolables brotaban de aquellos preciosos ojos cuya belleza era incapaz de apreciar en un momento como ese, donde la ira burbujeaba en su consciencia, cegándole. -¿Sonreír y liberar tus dulces feromonas es tu responsabilidad? ¿Reír y mostrar tus encantos es tu deber? ¿Desobedecerme y exponerte ante los ojos hambrientos y vulgares de otro Alfa es tu trabajo? ¿Te educaron para eso, esposo mío? ¿¡Huh!?

-H-Hyunjin... A-Alfa, espera.. por.. p-por favor.. -Felix pronunció con las fibras vocales reacias, apenas susurrando un débil lamento, áspero y agonizante.

Su semblante se tornó preocupantemente escarlata, inclinándose peligrosamente hacia un tono violáceo. La mirada de Hyunjin le fulminó con odio, furia y desdén. Ni un ápice de su intensidad menguó, incluso cuando Felix, sin fuerzas, intentó acariciar su rostro en un vano intento por traerlo de vuelta a la realidad, acto que solía funcionar en el pasado cuando el mayor actuaba así. Cuando enloquecía.

Youngblood || HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora