𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭

388 44 7
                                    

— ¿Tú hermana? ¿¡Yo conocí a otro vampiro original!? — pregunta Stefan con asombro y Klaus se ríe

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— ¿Tú hermana? ¿¡Yo conocí a otro vampiro original!? — pregunta Stefan con asombro y Klaus se ríe.

—Si no puedes lidiar con la verdad, mejor no preguntes — dice Klaus, acercándose al ataúd.

—No la reconozco — dice Stefan, mirando a la chica rubia, muy pero muy atractiva, dentro del ataúd.

—No le digas eso , su temperamento es peor que el mío — comenta Klaus, quitándole la daga a su hermana.

— 🌷 —

—Ya despierta, hermanita — dice Klaus, mirándola. Yo me acerco y la analizo con más detalle; es realmente hermosa.

—Cuando quieras, Rebekah , el drama le encanta — dice Klaus.

—Le enterraste una daga durante 90 años , al menos dale un poco de tiempo para que despierte, Nik — digo.

—¿Por qué no me dices lo que está ocurriendo? Es obvio que me tienes aquí por una razón — le pregunta Stefan a Klaus.

— Pues tienes muchos talentos — dice Klaus, refiriéndose a chupar sangre.

—Claro — afirma Stefan.

—De hecho, algunos de mis trucos favoritos los aprendí de ti — comenta Klaus, para luego contarnos otro recuerdo.

— Yo era tu fan número 1 — aclara Klaus.

—¿Por qué debería creerte? — pregunta Stefan, alzando una ceja.

—Cuando ella despierte, dile que vaya al Bar de Gloria y luego deja que beba de ti hasta que mueras — Klaus le dice al guardia que está en el almacén.

—Yo me quedo esperando a que despierte — le digo a Klaus y a Stefan. Ellos de inmediato me voltean a mirar y niegan al mismo tiempo.

— Katie, ella se levantará con demasiada hambre; podría atacarte. Es peligroso — dice Nik con un tono de preocupación en su voz.

—Por primera vez, estoy de acuerdo con Klaus; no te dejaré con ella aquí sola — dice Stefan.

—Ay, es mi próxima cuñada; no me matará — digo, bromeando . Al parecer, a Stefan no le causa gracia. — Era broma

—No creo que sea broma, amor — dice Klaus con una sonrisa coqueta, y mis mejillas se enrojecen.

—Bueno, que les vaya bien — digo, echándolos del lugar.

—Katie, en caso de que Rebekah intente herirte, atácala con esta daga — dice Klaus, entregándome la daga que recientemente le ha quitado a su hermana.

—Cuídate — dice Stefan, para finalmente salir del lugar junto a Klaus.

Yo me siento encima de una caja grande y saco uno de los libros que me regaló Klaus hace unas semanas.

𝐒𝐞𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐩𝐢𝐭𝐲 | 𝐊𝐥𝐚𝐮𝐬 𝐌𝐢𝐤𝐚𝐞𝐥𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora