"La primera vez"

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14/mayo/2009

Soy Adriana Mayer tengo 19 años, ahora mismo estoy arreglándome para dar una presentación; soy teibolera trabajo de noche y en las mañanas estudio, vivo sola en la ciudad de Nueva York mis padres murieron por un choque automovilístico y mis hermanas menores están con mis tíos en Canadá.

Me mencionaron por el micrófono, salí para comenzar a bailar me subí asta arriba del tubo y bajé dando vueltas en este. Sentí todas las miradas de todos los hombres y miré como arrojaban billetes a el escenario donde estaba bailando.

Sentí la presencia de un hombre que acababa de entrar con tres hombres a sus espaldas, hicimos contacto visual y el resto de mi baile me dediqué a ignorar sus miradas. Mire como me señaló mientras hablaba con mi jefe, pero no le di importancia, confiaba en que mi jefe no me iba a vender como lo avía echo con otras chicas, por qué yo no me meto con los clientes.

Cuando terminé uno de los hombres con los que venía se acercó a mi.

"Señorita quieren verla." No me dejó responder cuando me agarró de la mano y me jaló asta el hombre de trenzas, él no me miró solo se levantó y dejó varias pacas de dinero en las manos de mi jefe.

"Ey no, ¿a donde me llevan? Suélteme por favor ¿a donde me llevan?" Dije con miedo y confundida mientras me llevaba asta una camioneta, donde me metieron un pañuelo a la boca y lo taparon con cinta también me amarraron de las manos y pies y me aventaron adentro de la camioneta.

"A ella no quiero que la amarren quítenle todo eso y tráiganla conmigo." Dio orden una voz gruesa y masculina desde afuera de la camioneta; las puertas se abrieron y los hombres me quitaron la cinta y el pañuelo de la boca, solo me desamarraron los pies pero las manos no.

"Por favor no me hagan nada, por favor, aré lo que quieran pero déjenme ir se los ruego." Supliqué casi llorando, pero parecían no escucharme.

Me metieron a la camioneta junto con el hombre dé trenzas, él fumaba un cigarro y ni siquiera me volteaba a ver, comenzó a conducir sin decirme una sola palabra, yo estaba temblando de miedo y no me animaba a decir algo, no tenía voz para hacerlo.

Cuando llegamos no me volteo a ver solo se bajó de su camioneta y dio órdenes a uno de los hombres.

Me bajaron y me llevaron asta uno de los cuartos, me desamarraron.

"Oiga señor, por favor déjeme ir, no le diré a nadie se lo juro." Volteo a verme y con una sonrisa en su rostro.

"¿No te has dado cuenta que la Mafia más grande y peligrosa de Nueva York te tiene en su casa? no seas tonta niña y mejor disfruta de lo que te van a dar los Kaulitz en especial el señor Tom Kaulitz, que por cierto ya viene." El hombre de trenzas llamado Tom Kaulitz entró en el cuarto y el hombre que estaba conmigo se salió, nos miramos de nuevo, apagó su cigarro y me miró de arriba, abajo.

Se sentó en la cama "baila para mí." Ordenó y puso música; estaba temblando y nerviosa, comencé a bailar me acercaba a él, al punto que nuestros labios rosaban y después me alejaba, creí que solo era el baile, por qué soy virgen y aún no estoy preparada para dejar de serlo.

se levantó de la cama y me azoto a la pared, lo miré asustada y confundida pero no dije nada, comenzó a besar mi cuello y ha quitar mi traje negro que estaba llano de diamantes.

"No por favor, por favor eso no, no me hagas nada." Dije llorando tratando con mis manos alejarlo pero él no se despegaba de mí, me tomó del brazo y me aventó a la cama, caí a esta pero no me levanté ni siquiera me quería mover.

"Abre las piernas." Ordenó mientras se quitaba el cinturón y el pantalón, no me quería mover estaba paralizada del miedo; sentí como me jaló de las piernas y me pegó a él, comencé a tratar de quitarlo de encima pero agarró mis manos y las amarró con el cinturón dejándome sin movilidad en estas, comencé a gritar de desesperación, él me dejó completamente desnuda, sacó su pene y lo comenzó a frotar en mi vientre.

"¡Ahhh! No te lo ruego, por favor, ¡Tom por favor!" Lloraba desesperada. Lamió sus dedos y abrió mi entrada. "Agh... No, no, no, Tom..."

"Dios estás tan apretada." Dijo con una sonrisa abriendo mis piernas y mi entrada, con sus dedos llenos de saliva me tapó la boca y con su otra mano tomó su pene para meterlo en mi entrada.

"Ahh...estás muy apretada Adriana." Dijo cercas de mi oído, gemía con mucho placer y con una sonrisa.

"¡Ahhh! Por favor, ¡Tom ya déjame! ¡Aghh!" Aumentó la velocidad, después comenzó a hacerlo lento pero con más fuerza.

"Mmm, ¡ohh..! Adriana me partirás el pene si te sigues apretando así..." jadeaba y gemía y en ningún momento quito la sonrisa de su rostro.

Me volteo dejándome boca abajo. "¡Ngh..! ya- ya no puedo, déjame... por favor." Salian gritos desgarradores pero no parecía importarle, parecía disfrutar mi sufrimiento. Me jaló del pelo con una de sus manos y con la otra me daba palmada fuertes en mis nalgas asta dejar su mano marcada.

Dejó de jalarme y se acercó asta mi oído. "¿Quién es tu papi eh?" Moví mi cuello para evitar escucharlos tan cerca, en eso, se vino, se vino adentro, pude sentir su semen adentró de mi vagina, y también como salía y escurría por mis piernas.

"¡Aaah! T-Tom... ya por fa- por favor." Dije con una voz tan débil que apenas me escuchaba.

sacó su pene de mi, y me desamarró las manos, me deje caer completamente en la cama comencé a llorar y gritar de una forma desgarradora, Tom ya no me volteo a ver solo se cambió de ropa y sin decir una palabra se fue dejándome sola y con la el cuerpo mas débil que nunca, ni siquiera podía caminar, caía al suelo de inmediato.

gateé asta el baño donde me bañe para quitarme su sudor y el semen pase muy poco tiempo bajo la regadera, terminé de bañarme y me salí para cambiarme y esperar que me llevaran a el bar.

In love with a demon || mafia Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora