Confusion

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Yo y Victoria nos mirábamos confundidas al ver a el hombre y a Tom tan parecidos.

El hombre se levantó de la mesa y se presentó:

"Buenos días, yo soy Bill Kaulitz, hermano gemelo de Tom, mucho gusto Adriana." Dijo Bill serio, sin siquiera mirar a Victoria, solo se presentó conmigo y se volvió a sentar para continuar comiendo.

"Igual es un gusto conocerlo." Tomé la mano de Victoria y la senté a mi lado, estaba enfrente de Tom, me miraba de una forma que me hacía sentir como un objeto, me miraba serio, durante el desayuno solo hubo silencio, uno muy incómodo.

Tom y Bill al terminar se levantaron de la mesa y se fueron sin decir una sola palabra. Victoria y yo nos miramos ella emocionada y yo confundida.

"Adriana, Bill está guapísimo."

"Como puedes decir eso, debe de ser igual que Tom." Dije mientras comía.

"No, se ve diferente, acá entre nosotras, si me lo daba." Dijo bromeando entre risas, la miré a el igual que ella riendo.

"¡Cochina! ¡Estamos comiendo!" Le aventé una servilleta a la cara mientras nos reíamos.

Terminando de comer nos fuimos a mi cuarto, estuvimos ahí por horas, maquillándonos, probándonos ropa, modelando y escuchando música.

"Oye me gusta mucho este vestido." Se dio la vuelta y se le calló la pulsera que tenía en las manos.

"Estúpida, donde calló?" Fui abajo de la cama pero no estaba, pero sentí un desnivel en el piso, lo cual me llamó mucho la atención.

"¿Adriana está la pulsera?" Salí debajo sin nada pero con intenciones de saber qué avía ahí.

"No, ayúdame a mover la cama."

"¿Para que?"

"Tu solo hazlo" la recorrimos entre las dos asta que puede ver el desnivel del piso.

"Adriana no, eso es peligroso." Dijo nerviosa mientras tomada mi hombro para detenerme.

"No pasará nada." Abrí lo que parecía ser un cajón en el suelo, no habían muchas cosas solo moños, pulseras y collares de niñas.

Bajé la mano y pude sentir un libro, cuando lo saqué me di cuenta que era un diario de Tom.

"Adriana no" suplicó, me miraba con miedo, estaba temblando, con sus manos temblorosas trató de quitármelo.

"Vico ya, no pasara nada, si tienes miedo ve y espérame afuera y cuida que no venga Tom." Lo soltó y se fue molesta.

Las primeras hojas tenían fotos pegadas de niñas, un mechón de cabello, su nombre y una fecha. Y así se repetía en todas, eran niñas de 15 años a adolescentes de 19 años.

En cada hoja Tom narraba todo lo que les hizo a estas chicas, por ejemplo: 2007/Mayo/27 Mariana Vani, 17 años, su color favorito es el rosa y le gusta andar en bicicleta, no tiene muchos amigos, la conocí en una tienda de peluches, a las 7:20pm la subí a mi coche y la llevé a un lugar abandonado, la bajé y amarré sus manos, le corté la lengua para que no pudiera gritar y la penetre tan duro que se llenó la vagina de sangre en pocos minutos.  descuartice todo su cuerpo después de eso, y la aventé a un río. recordatorio: mechón de cabello.

Y así tenía en todo el diario, sentí una sensación de asco quería vomitar, sentía mucha inseguridad; llegué a el final del diario y lo que miré me paralizó por completo:

(14/Mayo/2009 Adriana Mayer, 19 años; es teibolera en una cantina local, mejor amiga: Victoria, tiene dos hermanas que viven en Canadá, su color favorito es el rojo, me la llevé a las 1:47am la llevé a la casa más grande que tengo, la penetre varias veces asta que se quedó sin aliento, me obsesioné de su vagina tan apretada y sus pechos tan lindos, no le hice daño, pienso conservarla, pero no por mucho tiempo. Recordatorio....)

Fue tan asqueroso leer eso, se me revolvió el estómago, solté unas lágrimas y me quedé sin movilidad en todo el cuerpo.

Asta que escuche:

"¿Tu que haces aquí?" La voz de Tom se escuchó afuera del cuarto.

"Emmm Adriana, Adriana estaba, está cambiándose y me pidió que la esperara afuera." Dijo nerviosa, agarré el diario y lo metí de nuevo serré el cajón y puse la cama en su lugar pero hacía mucho ruido.

Tom entró a el cuarto y me miró enojado, me agarró del cabello y me jaló para después tirarme a el suelo.

"¡¿Que hacías Adriana?!" Gritó recorriendo la cama de un solo movimiento.

"No, no nada." Dije en shock con la voz temblorosa a el igual que mi cuerpo.

"¿Lo viste?" Me quedé callada al no saber qué responder, él se acercó a mí, me tomó de la nuca y me acercó a su cara. "¡Contéstame! ¿¡Lo viste!?"

"No, ¿no qué cosa?" Me dio una bofetada que me tiró a el suelo, me quedé ahí sin saber qué hacer o decir.

"Te prohibo que lo veas Adriana, si lo miras las próximas que estarán ahí serán tus hermanas, ¿entendiste?" Grito enojado mientras yo estaba tirada en el suelo mirándolo fijamente, salían varias lágrimas de mis ojos, lo que evidenciaba mi vulnerabilidad ante Tom Kaulitz.

"Perdón." Solté limpiando mis lágrimas.

"No es suficiente." Soltó serio mientras se quitaba el cinturón y desabrochaba sus pantalones pero no se los quitó por completo.

Me levanté rápido y caminé para atrás, no tenía miedo, solo que su presencia, su fuerza no lo sé, es complicado de explicar.

Me acorraló en la pared, nos miramos fijamente a los ojos, haciendo silencio.

"¿Tienes miedo?" Preguntó serio tomándome de la barbilla y levantando mi cara.

"No... ¿porqué?" Dije sin dejar de mirar el piercing de su labio.

"Por que yo sí." Pasó su mano por detrás de mi cuello y me acercó más a él, besando con suavidad mis labios, mientras su otra mano estaba en mi cintura.

"No te quiero hacer daño..." soltó acariciando mi cabello.

"Yo quiero que lo hagas." Sonrió genuinamente ante mis palabras, dejó un beso en mis labios antes de abrochar sus pantalones y ponerse el cinturón eh irse.

Dejándome completamente en shock, apenas estaba reaccionando cuando Victoria entró llorando por mi.

"¿Que te pasó? ¿que te hizo ese mostró Adriana? ¡Dime!" Se miraba desesperada por saber o por lo menos escucharme hablar.

"¿Que? Nada, no le vuelvas a decir así." Me senté en la cama sin decir nada más.

"¿Es enserio? ¿Ahora lo defiendes?" La voltee a ver molesta. "¿Que te pasa Adriana? Te desconozco." Dijo llorando con coraje.

Se salió del cuarto dejándome sola, me acosté en la cama sin dejar de pensar en Tom, no sabía por qué lo hacía simplemente esos pensamientos no salían de mi mente.

¿Quería estar con él? O ¿quería alejarme de su violencia? de su ultra violencia.

In love with a demon || mafia Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora