Sentir

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Siento tu piel, bajo mi brazo.
Siento tu mirada, en mi flequillo.
Siento tu calor, en tu abrazo.
Siento tu beso, en mi palpitar.

Sentir siento tu cuerpo, bajo de mí.
Yo soy tu frío, yo tu calor.
Eres la sensación mas placentera, bajo mi piel.
Sientes esas sensaciones,bajo mi cuerpo.

Siento tu aliento, en mi oído susurrar,
Siento tu risa, como música en el aire,
Siento tu amor, en cada latir,
Siento tu presencia, en todas partes.

Sentir es vivir, junto a ti en este instante,
Explorando juntos, cada rincón del amante,
Enredados en pasión, sin importar el tiempo,
Sintiendo el universo, en nuestro encuentro eterno.

¿Milo,me dejarás sentir a un más todavía?

En el campamento

Con Milo

Aunque estaban en el campamento, Milo decidió pasar la noche en su propia habitación, asegurándose de estar cerca en caso de que Camus necesitara algo durante la noche.

Mientras dormía, su mente estaba tranquila, sabiendo que estaba cumpliendo con su deber como amigo y compañero, cuidando de aquel que lo necesitaba.

Demás estaría atento por si lo necesitase.

Camus, a pesar de estar en camino de recuperación, se sentía intranquilo. Consciente de las frías épocas que atravesaban, sabía que Milo necesitaría abrigo para protegerse del frío.

Aunque su compañero había estado cuidándolo con devoción, Camus también se preocupaba por su bienestar y quería asegurarse de que estuviera cómodo y protegido durante la noche.

Mientras observaba a Milo dormido, Camus sintió una oleada de emociones encontradas que lo invadieron por completo.

Por un lado, estaba el impulso de cuidar y proteger a su amor, de demostrarle cuánto significaba para él.

Por otro lado, había una lucha interna entre lo que era moralmente correcto y lo que su corazón anhelaba en ese momento.

Sus dos consciencias comenzaron a hablar y sus males comenzó a proliferar.

Ángel Camus: Camus, recuerda tu deber como Caballero de Oro. Respetemos el descanso de Milo y mantengamos nuestra compostura.

Diablo Camus: Pero ¿qué hay de nuestro deseo, nuestro anhelo por expresar nuestro amor? No podemos ignorarlo más.

Ángel Camus: Nuestro amor por Milo es profundo, pero debemos ser pacientes y respetar sus límites.

Diablo Camus: ¿Y si solo un beso, uno rápido y discreto, no hará daño? ¿Acaso no merecemos un momento de felicidad?.

Ángel Camus: La felicidad no debe buscarse a expensas de los demás. Recordemos nuestra promesa de proteger y cuidar a Milo.

Diablo Camus: Pero, ¿qué hay de nuestra propia felicidad? ¿No merecemos un momento de amor y ternura?.

Ángel Camus: Nuestra verdadera felicidad reside en el respeto y la lealtad hacia aquellos a quienes amamos.

Diablo Camus: !Entonces, démosle un beso mientras duerme! Nadie lo sabrá y al menos habremos saciado nuestro deseo.

Ángel Camus:¡Pero es quebrantar las reglas!

Diablo Camus: ¿Qué reglas? - mientras le pasaba una foto de como era Milo sin ropa en sus aposentos.

Ángel Camus/Diablo Camus:¡Dale!.

Ángel Camus/Diablo Camus:¡Dale!¡Dale!¡Bésalo!. - mientras lo estaban expectantes a su accionar y ellos estaban distraidos con la foto.

Camus:¡Ya cállense! - pensó.

Al diablo haría lo quería.

Camus se sintió dominado por un deseo abrumador que ardía en su pecho, convirtiendo cada latido de su corazón en un eco de pasión desenfrenada.

Sus ojos se posaron con anhelo en los labios entreabiertos de Milo, tentándolo con la promesa de un placer prohibido.

Con movimientos delicados pero cargados de urgencia, Camus se acercó a Milo, su aliento entrecortado por la anticipación del momento.

La suavidad de Sus labios se encontró con los de su compañero en un beso lleno de pasión desbordante, una explosión de deseo reprimido que se desataba en ese momento de intimidad compartida.

Cada roce de labios era una caricia eléctrica que encendía su piel con un fuego abrasador, consumiéndolos en una Vorágine de sensaciones eróticas.

El deseo los envolvía como una manta caliente en una noche fría, creando un vínculo carnal que trascendía cualquier racionalidad o inhibición.

El mundo se desvaneció a su alrededor mientras se sumergían en la vorágine del placer, entregándose por completo al éxtasis del momento.

Sus labios sabían a manzanas.

Su aroma olía a manzana.

Su perfume a manzanas.

Probó lo prohibido.

Le encanto.Quería más.

Ya tenía un aroma favorito Milo, y su fruta favorita Manzanas.

No podía cruzar la línea o si no lo asustaría.

Debía comenzar lento, pero ya estaba a efectos de su droga,sus labios, podría ser adictos a ello todo el tiempo.

No se arrepentía de profanar sus labios.

Lo que no sabía Camus es que le robo su primer beso a Milo y Camus era experto en besar.

Tratando de controlarse un poco y bajar su temperatura, por el calor del momento.

No dejaría que sus impulsos le ganaran aún no. Y despertar a su compañero de misión.

Camus se durmió junto con Milo, abrazándolo por detrás en la fría noche, mientras el octavo escorpión aún seguía dormido.

Continuara...

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