1 mes después:
Yeonjun finalmente comenzaba a sentirse como si
pudiera ver la luz al final del túnel. El dolor seguía ahí, pero ya no lo consumía por completo. Se despertaba cada mañana con un poco más de energía y esperanza, listo para enfrentar el día.Pero ahora, en medio del amanecer, una sensación de paz comenzaba a infiltrarse en su corazón. Se despertó temprano con Seoji, su hija recién nacida, dormida en sus brazos. La luz de la mañana inundaba la habitación y una suave brisa acariciaba las cortinas.
El pelinegro miró a su pequeña hija con amor, maravillado por su belleza y fortaleza. SeoJi había sido su luz en la oscuridad, su razón para seguir adelante.
Despues de varios minutos se levantó y se dirigió a la cocina, dónde preparó el desayuno mientras tarareaba una melodía suave. El timbre sonó y sorprendido, se dirigió hacia la puerta y abrió para encontrarse con un viejo amigo, Seokjin, sosteniendo una bandeja llena de comida casera.—¡Buenos días, Yeonjun! —Saludó.
—¡Seokjin! ¿Qué estás haciendo aquí?
—Pensé que podrías necesitar un poco de compañía y algo de comida casera. ¿Puedo entrar?
Yeonjun asintió con una sonrisa agradecida y dejó que Seokjin entrara. Mientras comían, Seokjin le contó algunas historias graciosas sobre su nuevo trabajo, haciendo reír a Yeonjun por primera vez en mucho tiempo.
—Oye, ¿has pensado en volver a la música?
Yeonjun frunció el ceño, recordando lo mucho que le gustaba tocar la guitarra y componer canciones antes de la tragedia.
—No sé... desde que Jae se fue, no he tenido ganas de hacer nada.
—Entiendo, pero tal vez volver a la música te ayude a sanar. Además, Jae siempre te animaba a seguir tus pasiones, ¿verdad?
Yeonjun reflexionó sobre las palabras de Seokjin y se dio cuenta de que tenía razón. Jae siempre lo había apoyado en todo, especialmente en su amor por la música.
—Tienes razón, tal vez debería intentarlo.
Después de un rato Seokjin recibió una llamada por parte de su madre.
—Temo que debo de irme amigo, mi mamá me necesita.
Yeonjun asistió y acompañó a su amigo a la puerta para despedirlo.
Yeonjun se quedó reflexionando sobre lo que Seokjin le había comentado, así que tomó a su pequeña y se dirigió a su estudio, a lo lejos pudo observar su guitarra.
Se sentó frente a ella por primera vez en semanas. Sus dedos temblaban al principio, pero pronto encontró su ritmo familiar y comenzó a tocar una canción que había estado componiendo en su mente desde la pérdida de Jae.
La música llenó la habitación, y Yeonjun se perdió en ella, encontrando consuelo y paz en cada acorde. Por primera vez desde la tragedia, sintió una chispa de esperanza ardiendo dentro de él.—Gracias, Jae. Te extraño, pero sé que quiero vivir mi vida como tú quisieras que lo hiciera.
Su corazón se sintió en paz.
—¿Que tal mi amor? —Observó a su hija, ella contesto con un gesto seguido de un balbuceo —¡Oye! ¡No estuvo tan mal como dices! —Sonrió
Decidió llevar a Seoji a dar un paseo por el parque, aquel lugar donde había ido la mayor parte de los días de ese mes.
Mientras caminaba bajo los árboles, disfrutando del aire fresco de la mañana, se encontró con su vecina, la señora Park.
—¡Buenas tardes, Yeonjun! ¿Cómo estás hoy?
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" SEO JI " [ yeongyu ]
FanfictionSumido en el dolor y la desolación, Yeonjun se enfrenta a la abrumadora tarea de criar a su pequeña hija sin la presencia de su madre.