La terraza

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Manuel: Hola Lucerito, ¿como estás?
Lucero: Hola Manuel, muy bien y tú?
Manuel: Bien gracias!!
Lucero solo sonrió y se sentó en el sillón de la terraza mientras que Manuel iba a la cocina
Manuel: Quieres vino?
Lucero: Si por fa
Manuel sacó dos copas y un vino blanco, conocía tan bien a esa mujer que sabía perfectamente que su vino favorito era el blanco. Manuel sirvió primero la copa de lucero y se la entregó
Lucero: Gracias Manuelito ( dijo con una sonrisa en la cara)
Manuel se sentó a lado de ella mientras empezaban a hablar sobre la vida de ambos, tanto pública tanto personal, el ambiente era tan agradable que insitaba a tomar y tomar más vino, después de unas copas ambos perdieron un poco el control de ellos mismos
Manuel se acercó a Lucero con determinación, su corazón latiendo con fuerza bajo su pecho. Ella estaba radiante en su vestido rojo, sus ojos destellaban con una mezcla de nerviosismo y deseo. Con manos temblorosas, Manuel tomó suavemente su rostro entre sus manos y se acercó lentamente, como si temiera que ella desapareciera si lo hacía demasiado rápido. El primer contacto de sus labios fue suave, casi tímido, como si estuvieran explorando un territorio nuevo y emocionante.

Pero conforme se dejaban llevar por el calor del momento, la pasión comenzó a arder más intensamente. Los besos se volvieron más profundos, más urgentes, como si estuvieran tratando de exprimir cada ápice de deseo el uno del otro. Las manos de Manuel recorrieron el contorno de su cuerpo con ansia, dejando un rastro de fuego en su piel. Lucero respondió con la misma intensidad, sus manos aferrándose a él con desesperación, como si temiera que este momento fuera efímero.

El calor de la noche se mezclaba con el calor de sus cuerpos entrelazados, creando una atmósfera casi eléctrica a su alrededor. Sin palabras, dejaron que sus acciones hablaran por ellos, permitiendo que el deseo los consumiera por completo. Y así, en un frenesí de pasión desenfrenada, se entregaron el uno al otro, perdiéndose en el éxtasis del momento.

Pero al amanecer, con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas entreabiertas, el arrepentimiento comenzó a hacer eco en sus corazones. Las miradas se encontraron con una mezcla de confusión y remordimiento, y supieron que lo que habían compartido esa noche, aunque ardiente y apasionado, también traería consigo complicaciones y consecuencias que ninguno de los dos estaba preparado para enfrentar.

Perdón si es muy corto pero no he tenido mucho tiempo 🥹🫶🏼

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