𝗖𝗔𝗣Í𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗦𝗘𝗜𝗦

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DOS SEMANAS DESPUÉS

ɴᴏ ᴄʀᴇÍ Qᴜᴇ ᴍɪ ᴇꜱᴛᴀᴅÍᴀ se alargaría tanto, pero mamá había estado evitándome y su salud todavía no era la mejor. Me molestaba tener consideración con una persona que no la había tenido conmigo. Cada vez que la tenía frente a mí tenía que morderme la lengua para no escupir todo lo que tenía almacenado. Debería haberme ido desde el momento que me enteré que no estaba en peligro, pero yo solo tenía esta sensación de que no podría irme sin hablar con ella. No quería huir toda la vida con el sentimiento de dejar algo inconcluso, así que no me quedaba más opción que esperar. Tener esa charla y por fin, soltarlo.

Irme más ligera.

Ajusté mi vestido corto de tirantes y regresé a la primera pre-fiesta de cumpleaños de Rosé. Ella se tomaba tan seriamente las celebraciones que había tirado la casa por la ventana. Había tanta excentricidad y glamour que tenía sentido porque la crema innata londinense quería asistir. Era todo un evento.

Curiosamente me sentí extrañando su último cumpleaños. Lo habíamos celebrado en medio de una iglesia en Rumania haciendo un ritual en pleno Halloween. Algo me decía que ya no seríamos solo ella y yo contra el mundo nunca más. Rosé estaba feliz al lado de Marco y se estaba adaptando muy bien a la sociedad que siempre había dejado de lado.

Estaba feliz por ella, pero nostálgica por nosotras.

Un alboroto llamó mi atención. La piel me empezó a picar antes de darme cuenta que sucedía. Un trío de chicas estaba alrededor de otra. Una de ellas estaba hablando demasiado expresiva y con ademanes bruscos dirigiéndose a una rubia, alta y hermosa. Parecía que con cada palabra que le decían quería hacerse más pequeña. Conocía la sensación. Conocía a la chica. Solo la había visto una vez antes y por unos segundos, pero jamás podría olvidar a Londra.

Antes de darme cuenta mis pies ya estaban avanzando hacía ellas. En un segundo estaba de vuelta en la escuela. Nunca me habían encerrado de esa forma, pero tampoco había sido necesario, decir cosas en voz alta o en murmullos cuando caminaba por el pasillo era igual de malo. Jodió con mi cabeza.

—No puedo creer que no te suicidaras todavía —dijo la única chica que parecía estar molesta.

Mierda. Eso era cruel. No debería decírsele a nadie nunca.

—Aléjate —le dije.

Ella cortó a la mitad otro insulto. Me miró dos veces, pensando mejor si debería insultarme también.

—Sé que este no es lugar para conversaciones profundas, pero no pude contenerme cuando vi a la perra que me arruinó la vida y la de mi familia.

Ese era un dato interesante y quería indagar, pero honestamente, todos teníamos nuestros secretos sucios y no significaba que todos tenían que saberlo para que fuéramos juzgados.

Lorna bajó la cabeza, avergonzada, intentando ocultar las lágrimas.

No quería sentirme mal por ella, pero mierda, lo hacía.

—Dije que te alejaras.

La chica señaló a Londra, como si estuviéramos en la escuela.

—Ella es la que debería irse. En serio, si conocieras la historia no querrías que este cerca de tu novio o peor, de tu padre.

—No me interesa. No sé quién eres. No puedes aparecerte aquí y creerte con el derecho de acosar a alguien. No es la escuela —Levanté la mano, llamando la atención de un guardia de seguridad—. Acompáñalas a la salida y asegúrate que consigan un taxi, por favor.

La expresión de la cara de la chica no tenía precio, luego se rio, incrédula.

—Fui invitada personalmente por Rosé. ¿Quién eres tú? —El guardia me miró intentando adivinar si yo tenía autoridad para sacar alguien. No la tenía. Era una invitada más—. Deberían de sacarla a ella. Hay un código de vestimenta y ella no lo está respetando —dijo la perra acusándome.

ᴇᴄᴏꜱ ᴅᴇ ʟᴀꜱ ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ || #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora