La luz de la mañana comenzó a filtrarse a través de las rendijas de la persiana. Martin siempre se empeñaba en no cerrarla de todo porque le gustaba despertarse sintiendo el calor del sol en su piel, como una caricia. Juanjo, en cambio, lo odiaba, pero todo fuese por contentar a su chico.
Siempre se despertaba de primero y de mal humor, pero este se pasaba cuando miraba a Martin dormido a su lado, con esa cara perfecta, en absoluta paz. Ese día, sin embargo, algo era diferente: tenía las mejillas rojas, el pelo pegado a la frente por haber sudado, y una expresión de malestar. Se acercó delicadamente a él para no despertarlo y notó lo que se temía: tenía fiebre. Suspiró, sabía lo mal enfermo que era Martin, le esperaba un día de paciencia infinita por delante.
Se escurrió de la cama con cuidado y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno para los dos, decidió que iban a pasarse el día en la cama, dándole mimos y haciendo que se sintiese algo mejor.
Preparó unos Colacaos, no tan ricos como los de Martin, y un par de tostadas. Puso todo en la bandeja junto a la medicación y el termómetro y se preparó mentalmente para lo que se venía.
Al entrar en el cuarto, unos ojos se clavaron en él. Martin había despertado y estaba acostado formando un puchero en sus labios.
- Do, me encuentro muy mal, ven. - le dijo en cuanto lo tuvo delante. Juanjo se estaba derritiendo y sentía un gran alivio al ver que no estaba de mal humor.
- Cariño, tienes fiebre, venga, levántate un poquito para poner el termómetro. - Dijo el maño, de una manera suave y cariñosa. Pudo ver como el puchero del menor desaparecía y se giraba en la cama.
- No, déjame, solo quiero dormir. -
Juanjo decidió que lo mejor era no discutir con él, así que dejó la bandeja en la mesita de noche, cogió el termómetro y se metió en la cama de nuevo. Se acercó a Martin y lo abrazó por la cintura, notando el calor que emanaba de su cuerpo.
- Va amor, levanta un poquito el brazo, así, que es un momento. - Martin obedeció y el mayor empezó a repartir besos por toda su cara y a acariciar el torso desnudo de su novio mientras esperaban a que el termómetro pitase. Sabía que esa era la única forma de mantenerlo con un humor medianamente decente.
El termómetro dio aviso y Juanjo se lo retiró. - Martin, tienes 39,4º, tienes que comer algo para poder tomarte la medicación. - Se levantó para ofrecerle las tostadas y el Colacao que le había preparado, pero este se negó, girándose y dándole la espalda.
- Juanjo que me dejes, que solo quiero dormir, ya vale. No soy un niño al que le tienes que decir qué hacer. - Dijo en tono de enfado.
Juanjo, sorprendentemente, estaba encontrando la situación adorable. Ver a Martin tan alejado de lo que era normalmente le parecía una monada, pero a la vez no podía más que preocuparse por la salud de su novio. Se puso serio y lo sentó en la cama, mientras el más pequeño se revolvía y protestaba.
El mayor se sentó al borde de la cama, cerca de Martin, para poder sostener el plato de las tostadas. - Come al menos media tostada, si tomas la medicación con el estómago vacío te va a sentar mal. Te prometo que si lo haces me paso el día entero dándote mimos. - Martin seguía enfadado, de brazos cruzados y mirando a Juanjo serio, pero empezó a comer algo, despacio.
Cuando llevaba media tostada, la dejó en el plato, se tomó la pastilla y volvió a tumbarse. Al ver que Juanjo seguía sin moverse, se giró y le dijo - Cumple tus promesas, a la cama, abrázame. -
Una sonrisa se formó en los labios de Juanjo y obedeció. - Vale mandón, ya voy.- Abrazó a Martin por la espalda, pegándolo a él. No pasaron ni dos minutos hasta que notó la respiración del pequeño volverse más pausada, haciéndole saber que se había quedado dormido.
Las horas pasaron en el cuarto. Juanjo notaba que, con el paso del tiempo, el cuerpo de Martin dejaba de estar tan caliente, pudiendo así respirar más tranquilo, ya que se había preocupado al ver que la fiebre era bastante alta.
Era ya mediodía, debía levantarse y preparar algo de comer. Con cuidado de no despertar a Martin, por segunda vez en el día, salió de la cama y arrimó la puerta para que nada pudiese molestarlo. Se dirigió a la cocina y decidió preparar una comida rápida, sabía que el menor apenas iba a probarla.
A los 10 minutos, Martin apareció en la cocina, sorprendiendo a Juanjo. Tenía mejor aspecto, y sin duda una expresión más parecida a la que tenía normalmente, más amable. Juanjo le regaló una sonrisa. - Mi chico, ¿cómo estás? ¿te encuentras mejor? ¿quieres algo? - Se acercó y posó una mano sobre su frente, notando que esta seguía caliente, pero mucho menos que hacía unas horas.
- Estoy mejor, pero siento que me han atropellado 5 camiones, solo quiero estar tumbado. - Contestó Martin, con un puchero en los labios que enterneció a su novio.
- Pues acuéstate amor, en nada te llevo la comida. -
- Pero es que quiero estar contigo, quiero que te tumbes a mi lado. -
Juanjo lo abrazó por la cintura y lo levantó, haciendo que el pequeño envolviese las piernas en él. Lo llevó hasta el sofá y lo dejó suavemente. - Venga, descansa aquí. Me tienes cerquita y nos hacemos compañía, y después de comer soy todo tuyo, prometido.
Para sorpresa de Juanjo, Martin tenía algo más de apetito del que se esperaba. Eso era buena señal, se encontraba mejor.
- Do, perdona por portarme como un crío, soy un enfermo horrible, mi madre siempre dice que me convierto en otra persona. -
- No te preocupes amor, si eres adorable cuando te portas como un niño enfadado. - La sonrisa de Juanjo consiguió que el corazón de Martin se derritiese un poquito y pensó en lo afortunado que era de haber encontrado a alguien como él, que veía las cosas buenas incluso cuando podía acabar con su paciencia.
Se volvieron a la cama, pusieron una película a la que ninguno hizo caso. Estaban ocupados en quererse, en mimarse y en no dejar ni una parte del cuerpo del contrario sin acariciar. Martin pensó que estaba en el cielo y que si estar enfermo al lado de Juanjo era eso, ojalá tardar unos días en recuperarse.
Las horas transcurrieron entre palabras susurradas, besos en la nariz y mucho amor.
Bueno, segunda historia, más cortita pero muy doméstica. Espero que os haya gustado, pronto habrá más!
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ONE SHOTS MAJOS
RomanceOne Shots (normalmente domésticos) de nuestros dos chicos favoritos