4 días

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El trayecto se estaba haciendo interminable. Ir en un autobús rodeado de personas que no paraban de cantar y gritar cuando se había pasado la noche rodando no estaba siendo demasiado agradable, pero si por algo se caracterizaba Martin era por poner buena cara ante todo y todos, por lo que intentó llevarlo lo mejor posible.

Pero sin duda lo que hacía que fuese capaz de soportarlo era pensar que en unas horas volvería a estar en los brazos de su novio. 4 días no eran nada, pensó, pero todavía no se había acostumbrado a no vivir pegado a él las 24 horas del día. Sabía que a Juanjo le pasaba lo mismo, lo notaba en la cantidad de mensajes y fotos que le enviaba. La dependencia emocional que habían desarrollado durante su estancia en la academia iba disminuyendo, pero les faltaba mucho para no echarse de menos cuando llevaban separados tan solo unas horas, no necesitaban días para echarse en falta.

Durante el trayecto intentó dormir un par de horas, todavía les quedaba bastante para llegar y así el tiempo se le pasaría más rápido, pero le resultó imposible. No era capaz de entender de dónde sacaban la energía sus compañeros, aunque claro, ellos no tenían rodajes nocturnos.

Cuando estaba a punto de quedarse dormido, su móvil vibró en su mano. Juanjo le avisaba de que Chiara y él ya habían llegado a Sevilla. Se entretuvo un rato preguntándole qué tal el viaje, y se rio con ganas escuchando el audio de Juanjo en el que le contaba sus aventuras por el aeropuerto, enviándole también el TikTok de Kiki para darle más contexto.

Martin pensó en lo feliz que lo hacía, en lo bien que se sentía a su lado, y las ganas de besarlo lo envolvieron. Por suerte, no quedaba más de media hora para llegar.

Al bajarse del autobús se encontró con el equipo de digital al completo, grabando la llegada. De nuevo, puso su mejor cara y dio en contenido ante las cámaras que se esperaba de todos ellos, aunque lo que quería era ponerse a correr para buscar al mayor. Antes de llegar a donde se encontraba, saludó a algunos compañeros que ya se encontraban en el recinto y a Chiara, que corrió hacia él para abrazarlo.

- Oye Kiks, ¿y Juanjo? - Preguntó Martin, después de charlar unos minutos con ella e intentando no sonar desesperado.

- Está en los camerinos, dijo que quería descansar un rato. Creo que te está esperando. - Chiara lo miró con una sonrisa pícara, a lo que Martin respondió dejando un suave golpe en su hombro, riéndose.

- Me voy a verlo entonces. - Besó la mejilla de la medio inglesa y se dirigió a los camerinos, con una bandada de mariposas en su estómago. Le sorprendía seguir sintiéndose así después de casi 6 meses, pero cada día se enamoraba más de Juanjo, y le encantaba esa sensación.

Abrió la puerta despacio, para evitar despertarlo si se había quedado dormido. Asomó la cabeza y se lo encontró sentado, con los auriculares puestos escuchando lo que debían ser las grabaciones en las que había estado trabajando toda la semana. Martin no pudo controlarse más y se abalanzó sobre él. Juanjo, al estar tan ensimismado en lo que estaba haciendo, tardó unos segundos en reaccionar, pero rápidamente correspondió al abrazo que el pequeño le estaba dando.

Enterró la cabeza en su cuello mientras rodeaba su cintura, intentando pegarlo más y más a él, aunque fuese imposible. Aspiró su olor y comenzó a dejar besos en toda la piel que estaba el descubierto. Juanjo pensó que podría morirse así y sería feliz.

- No pienso dejar que nos separemos más de un día nunca más, te lo juro. - Dijo Juanjo, apretando a Martin contra su cuerpo.

- Do, que no puedo respirar. - Rio. - Me parece bien, te llevaré entonces conmigo a los rodajes y tú me llevarás al estudio y entonces sí que seremos unas lapas. -

- No, en serio, te he echado muchísimo de menos. Creo que ya no sé dormir si no estás en el otro lado de la cama . - Dijo el mayor, con un puchero en sus labios.

- Yo también te he echado de menos, muchísimo. - Se abrazó de nuevo al maño, esta vez siendo él quien enterró la cabeza en el cuello del contrario. - Creo que mis compañeros han acabado hartos de escucharme hablar de ti. -

El abrazo se prolongó un rato más. Dejaron que sus manos viajasen a debajo de sus camisetas, dejando caricias suaves en sus espaldas. Los besos subían y bajaban por sus mejillas y sus cuellos, y las sonrisas crecían cada vez más. Juanjo dejó algunos picos rápidos en los labios de Martin.

- ¿A qué hora empieza la prueba de sonido? - Preguntó el menor.

- Creo que en dos horas, más o menos. - Contestó Juanjo, cogiendo el móvil del bolsillo del pantalón para mirar la hora.

- Es que estoy muy cansado, podíamos ir al hotel a dormir un rato. - Martin lo miró con esa expresión que conseguía poner blandito el corazón de Juanjo. Agarró la mano del menor y salieron del camerino. - Venga, vamos a echarnos una siestica. - Respondió el maño, con una sonrisa.

No había nada en el mundo que a Martin le gustase más que quedarse dormido sintiendo las caricias de Juanjo en su pelo. Abrazados, con las piernas enredadas y con la cabeza del vasco en el pecho del mayor, Juanjo repartía caricias por la cabeza y la espalda de Martin, consiguiendo relajarlo y que se durmiese lo más rápido posible, aprovechando así el poco tiempo que tenía para poder descansar.

- ¿Cómo es que no estabas con los demás cuando he llegado? - Preguntó Martin, en un susurro. Juanjo sonrió y sujetó la mandíbula del menor para que lo mirase.

- Quería poder abrazarte y besarte sin cámaras por el medio. - Besó a su chico en los labios, con una dulzura y una calma que consiguió relajar del todo a Martin, quien volvió a tumbarse, quedándose profundamente dormido.

Juanjo dedicó las siguientes dos horas a observar la expresión de paz de Martin, viendo como su pecho ascendía suavemente y como sus respiraciones estaban en calma, mientras acariciaba el pelo del pequeño.

Él era su sitio favorito.





Buenaaaaaas, os he hecho caso, espero que os guste mucho este capítulo (probablemente haga una segunda parte).

Os amo, como siempre nos vemos por los comentarios!

ONE SHOTS MAJOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora