Becado

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6:00 A.M.


Los primeros rayos del amanecer llegaron sutilmente a los vidrios de aquella tienda de conveniencia, por fin había acabado su turno nocturno.

Blitzø recién había cumplido los dieciocho años de edad, la suficiente y mínima requerida para poder comenzar a mover los hilos en su propia vida sin ninguna restricción.

No había nadie quien lo apoyara, lo habían echado del circo desde hace ya más de dos años y aunque la herida había cerrado, no había cicatrizado del todo aún.

Se apoyó sobre el mostrador, frotándose los ojos mientras reflexionaba sobre lo que estaba haciendo con su vida.

No tenía dinero para pagar una universidad privada, ni aunque fuera la más barata. Todo eso estaba fuera del rango de sus posibilidades económicas.
Apenas podía pagar la renta del apartamento donde vivía, al cual se mudo meses después de  que lo corrieran del circo. 

Hace varios meses había aplicado para varias universidades estatales (públicas), pero a pesar de sus buenas calificaciones y su gran desempeño académico, había un problema.

Mala conducta.

Historial de peleas relacionados con sus compañeros de clase y hasta pandillas, discusiones subidas de tono con sus profesores las cuales se le contaban como violencia verbal, destrucción de bienes educativos (asientos, ventanas, ventiladores, mesas, etc.) y hasta amenazas.

No es que se lo haya buscado, pero detestaba tanto cuando la gente se quería aprovechar de él y prefirió darles una lección a todos esos idiotas que tanto le irritaban. Terminó el bachillerato con éxito, pero con muchas, muchas manchas negras en su expediente.

Y ahora se encontraba ahí, trabajando en esa genérica tienda de conveniencia al lado de la gasolinera.

Dado que evidentemente no podía ingresar a una universidad estatal, nuevamente iba al punto en el que forzosamente tenía que irse por las universidades privadas y mierda... No podía costearse ni un diez por ciento del total que cuesta un semestre en esas malditas instituciones, ni aunque ahorrara todo el año.

Salió y cerró con llave y rejilla la tienda de conveniencia. 

El aire fresco de aquella mañana lo consolaba un poco, después de todo I.M.P. City tenía un clima por lo general frío por las noches y mañanas, pero caluroso por las tardes.
Era una ciudad bastante curiosa, dado que en el día, I.M.P. City era tranquilo y sereno, bastante normal.

Pero de noche, la cosa cambiaba por completo. 

Todo tipo de actividades que uno se pudiera imaginar, desde fiestas con drogas así como la venta de las mismas, carreras de autos ilegales, apuestas, prostitución, pandillas y hasta tráfico de armas.

¡Cómo amaba y odiaba a esa ciudad con todo su ser!

Por suerte, el camino de trayecto a su departamento desde la tienda de conveniencia estaba a poco menos de unos cinco kilómetros, así que Blitzø no se preocupaba tanto en irse de prisa.
Compraría una maldita bicicleta, pero seguro que saldría muy cara y se la robarían al cabo de unos días.

Ahora que lo pensaba, ¿por qué él no se robaba una?

Al llegar a su apartamento en aquella mañana tranquila, Blitzø se quitó la ropa y se tumbó en su cama con pesadez con un gran y pesado suspiro de alivio.
Procuraba mantenerse en excelente forma física, pues era lo menos que podía hacer por su cuerpo al castigarlo tanto con aquellos turnos de noche. 

Auctoritas | StolitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora