❄️ Solo yo tengo el poder para decidir, Doctora❄️

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Nikolai Lombardi

Ayer salí del hospital, tenía el estúpido yeso puesto, no podía mover bien mi brazo. Aunque no me preocupaba eso, seguía siendo igual de peligroso que siempre, había venido a resolver el asunto de mi ataque. Le pedí a Rael, mi mano derecha que investigara mientras yo estaba en la clínica, eso hizo, ahora estaba frente al topo que informó donde estaría en el momento justo, tenía a los que me dispararon y al jefe de ellos.

Lucían relucientes, nadie les había tocado un solo cabello, a mis hombres más les valía obedecer mis órdenes o serían los siguientes.

—Señores, Klein, hacen un gran honor al significado de su apellido. — Sostuve un cigarro con mi mano enyesada y lo encendí con la otra, no soy de fumar solo cuando estoy estresado, —Quiero empezar por él. — señalé al chico de unos veinte años, el hijo menor mientras le daba una calada a mi cigarro.

—Si señor ¿Qué quiere que le haga? — dijo Fimier acercando la mesita con todas las cosas de tortura.

—Mi nieto no tiene nada que ver en esto. — Interrumpió el fósil andante, — déjelo fuera de esto. — su mirada era fría.

—Si fue él o no, me importa una mierda, Они на моей территории. — Hablé molesto, — Fimier, córtale las manos al joven.

Fimier obedeció un poco feliz, estaba loco, el lugar se inundaba con los gritos de todos y los sollozos del chico. Debían pensar muy bien antes de hacer las cosas, pero al maldito topo y al fósil los dejaría para lo último. Sus súplicas eran música para mis oídos.

Uno a uno, con lentitud, les fueron arrebatados partes de sus cuerpos, pies, manos e incluso para sembrar más sufrimiento en ellos, al chico del principio lo decapité. Vaya que su abuelo dejó caer unas cuantas gotitas de eso cristalino que salen de los ojos.

Me acerqué al que un día trabajo para mí y corté su lengua, ya no servía para nada ese idiota, después de eso tome un bisturí y fue cortando partes de sus mejillas, su cara estaba cubierta de sangre, mis guantes de cuero también, él era un mar de sangre y lágrimas, poco a poco la vida fue dejando sus ojos así que me dispuse a ir con el viejo. Solté una carcajada al verlo sin vida ¿Le dio un infarto? No aguantó nada.

—Fimier, hazlo que quieras con esos que quedan. — Lo observé mientras sacaba un pañuelo de mi traje para limpiar las manchas de sangre de mis guantes, —Diviértete.

—Por supuesto señor. — su emoción era muy notable.

Empecé a caminar, mientras escuchaba los gritos de esos bastardos. Revisé mi teléfono "Pecas" marcaba el nombre de las 20 llamadas pérdidas ¿Qué quería ahora?

Salí del sitio y Rael se acercó rápido.

—Señor, la señorita Emily dijo que necesitaba verlo con urgencia, lo espera en su pent-house.

—Bueno, no tengo opción. — Subí a mi Bugatti Voiture Noire y encendí el motor, más le vale a esa pecosa estar en el pent-house.

Empecé a conducir y dos camionetas venían detrás de mí como de costumbre.

Llegué a mi pent-house y el ama de llaves dijo que la pecosa no había llegado. Se llevará un buen regaño, tenía unas cosas que hacer y vine solo porque había dicho que era importante sin contar sus llamadas.

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Las horas pasaron y ella no vino, tampoco contestaba mis llamadas, dejaba en visto mis mensajes.

Mocosa.

Me puse a hacer unas tostadas, tenía chef pero a veces me gustaba cocinar para mí mismo, no soy inútil, este brazo enyesado no me hará serlo. Mientras hacía un poco de huevos revueltos sentí unos pequeños brazos rodear mi cintura.

Bajo la Sombra de un Hermoso CisneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora