Había conseguido parar de llorar para cuando Denna entró en su habitación.
No había pasado ni un día desde su conversación con Martin —si acaso se podía llamar conversación— y se había pasado la mitad del tiempo llorando. No recordaba haber llorado tanto en su vida. Pero tampoco recordaba estar tan triste nunca en su vida.
Incluso esos primeros meses en los que Martin estaba en Francia y a él le faltaba su presencia. Nunca. Estaba destrozado.
Solo pensar en cómo lo había tenido que estar pasando el vasco durante esos meses le hacía querer tirarse por la ventana. Era curioso, porque solía pensar que confesarle su amor iba a suponer la pérdida de su amistad, pero finalmente había sido el no decirle sus sentimientos lo que hacía que su amistad pendiese de un hilo.
No sabía qué hacer, y por eso, había llamado a su amiga para poder hablar.
"¿Qué ha pasado, amor?" Preguntó la rubia en cuanto se sentó junto a él en la cama.
No sabía por dónde empezar, y más sabiendo que no le había contado a Almudena nada de su enamoramiento. Después de unos segundos barajando las alternativas, decidió lanzarse a la piscina con la más directa. "Estoy enamorado de Martin."
No supo descifrar lo que significaba la expresión con la que le miraba su amiga; no parecía del todo sorprendida. Después de unos instantes asintió. "Lo sé."
¿Qué?
"¿Lo sabes? ¿Cómo?" Preguntó con ojos muy abiertos, y al ver que la rubia no respondía sacó sus propias conclusiones. "Te lo ha dicho Álvaro."
Una pequeña risa escapó entre los labios de su amiga. "Primero: me ofende que se lo hayas dicho a Álvaro y a mi no. Y segundo: creo que todos sabemos que estás enamorado de él, y no porque nos lo haya dicho Álvaro. Lo extraño es que el propio Martin no se haya dado cuenta todavía."
El maño sintió su cara arder por la vergüenza. ¿Tan obvio era? No podía serlo.
"Eso no puede ser, no soy tan obvio." Se defendió.
Su amiga le cogió de la mano y proporcionó un breve apretón. "Amor, parece que has descubierto un tesoro cada vez que le miras. Se te ilumina la mirada."
Quiso que la tierra le tragara en ese mismo instante. Él no actuaba tan bien como Martin, pero al menos esperaba cierto nivel de secretismo. Ahora resultaba que todos sus amigos lo sabían. ¿No se le había ocurrido a ninguno decirle algo? Aunque ahora que lo pensaba, se conocía lo suficiente a sí mismo para saber que no hubiese soltado prenda ni aunque preguntaran.
Decidió seguir hablando para aplacar la intensa vergüenza que estaba sintiendo. "El caso es que desde que se fue a Francia le he estado evitado con la esperanza de poder pasar página." Explicó lentamente, centrándose en que su voz no se quebrase ante los recuerdos. "Pero en el proceso no pensé en él y en sus sentimientos, y le he hecho mucho daño."
Tuvo que morderse el labio para esconder su temblor. Almu lo miraba en silencio, sosteniendo todavía su mano.
"Él quiere saber el porqué, pero yo no me atrevo a decirle nada." Siguió. "No quiero arruinar nuestra amistad por no saber controlar mis sentimientos. No quiero perderlo."
Sintió que el peso sobre su corazón se aligeró un poco cuando se lo soltó a Denna. Como si compartirlo le hiciese más ligero, aunque eso no quitaba que seguía sintiéndose como una mierda.
"¿Qué hago?"
Su amiga se quedó en silencio durante unos segundos, como si todavía estuviese procesando lo que acababa de contarle.
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Lo fácil que es quererte (y lo difícil que es decírtelo)
FanfictionJuanjo ha amado a Martin desde que tiene memoria, pero se niega a confesárselo a su mejor amigo por miedo a perderlo. O, cinco veces en las que Juanjo casi le dice a Martin que le quiere. Y la vez en la que lo hace.