Capítulo 3 Gris

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—Hola— Saludo a la enfermera al pasar por recepción, ella se limita a preguntar para donde me dirijo, ya que 7 años entrando y saliendo de este mausoleo de almas te hace parte de él.

Mientras voy rumbo a la habitación donde está mi madre, (Por no decir sepulcro), me llega un mensaje de texto de Lina.

Lina

¿Ya estás en el hospital?, ¿A qué hora sales?, ¿vamos a una fiesta?

Cindy

No estoy de ganas.

Hoy no quiero socializar con nadie, excepto personal médico, mi padre y mi madre, así que le respondo corto y directo.

Estoy frente a la puerta de la habitación, me quedo unos minutos admirando la puerta, como sino conociera la más mínima astilla que la conforma, toco el mango de la puerta y está tan frío como siempre, haciéndome entender que nada a cambiado, hago un profundo suspiro aspirando esa mezcolanza de olores que ya forma parte de los recuerdos que tengo sobre mi madre.

Entro y antes de dirigirme a mi madre boto las flores viejas del jarrón,  coloco las nuevas junto a los demás souvenirs que tiene mi madre, me parecen una tontería traerlos pero según mi padre ayudan con las energías y otras cosas raras que no me importan mucho.

Le doy un beso a mi madre en la frente, saco de mi bolso otra de mis cartas, en ocasiones me digo a mi misma que es una tontería porque nunca las leerá, pero un pedacito de mí, cree lo contrario, la meto en el buzón que le compré hace dos años atrás y el cual coloque al lado de su cama, minutos después entra mi padre.

—Hola mi amor, estás tan bella como siempre— Le termina de decirle a mi madre mientras le da un beso, y no puedo evitar la humedad en mis ojos.

—Siempre está hermosa— Digo en un hilo de voz y abrazo a mi padre.

—Se que la echas de menos mi Cindy, yo también lo hago — Dice mientras me abraza y me besa la cabeza.

Me separo de el limpiando mis lágrimas, hoy no se que pasa conmigo, estoy más sensible de lo normal, (suspiro), para calmarme y seguir adelante como si nada.

— ¿Leonel vendrá a casa el fin de semana? — le pregunto a mi padre para hacer más amena esta visita.

—Me ha comentado que no podrá, tiene sus últimos parciales y presentaciones de ensayo de su tesis de grado y necesita tiempo para estudiar— responde.

— Uff, pero hace mucho que no lo vemos— me quejó.

—Si, pero se trata de su futuro, cuando ya estés en la universidad entenderás— dice mi progenitor sentándose para leer un libro.

Me acerco a la ventana, hace un clima gris, frío, me gusta, mientras observo las nubes grises como los ojos de mi padre, pienso en los meses venideros, ya que me iré a la universidad, lejos de aquí, una parte se alegra pero otra no, la otra no quiere dejar a su madre momia en ese cuarto de hospital.

— ¿Cómo está Lina? — pregunta, sacándome de mis pensamiento.

—Seguro que bien, me ha invitado a una fiesta— respondo.

— ¿Y no piensas ir? — cuestiona.

—No, quiero estar aquí con ustedes— comentó volteando en dirección a un mueblecillo que está junto a la cama donde se postra mi madre.

—Que aburrida eres, eres joven, debes disfrutar, yo que tú, iría— me sugiere mi padre mientras me crítica.

—Wow puedes hacer dos cosas a la vez, animarme y criticarme— increpo.

—Cindy por favor, no lo tomes mal— dice, dejando el libro aún lado.

—No lo tomo mal, solo digo.

—Bueno, entonces ve, que no se te pase tu vida en habitaciones y pasillos de un cementerio de almas— dice mi padre eufóricamente.

Se que tiene razón, ya ha pasado mucho tiempo desde que mi madre entro en coma, y no es como que me tengo que olvidar de ella para seguir mi vida, se que debo avanzar, no dejando todo aún lado, pero si colocando prioridades.

—Bueno— hago un gesto amigable—, ya que insistes, iré, llamaré a Lina al rato— le informo.

—Eso me alegra hija— termina diciendo, mientras vuelve a su libro.

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