Nos aproximamos a la cocina, bailar tres canciones sin decir una palabra, pero moviendo nuestros cuerpos sin parar nos dejó sedientos, así que nos toca hidratarnos, (curiosidad, les comento que en tan solo horas han pasado tantas cosas con este hombre, que solo le conozco su nombre, y bueno como ya saben, todo su cuerpo, y se me olvidaba su olor, su olor es contundente, es un elixir de maderas y tabaco que pueden volver a cualquiera adicta, me encanta, ahora sí tengo nuevas aventuras que escribirle a mi madre, de seguro se pondrá histérica, jajajaja, un chiste de nuestras penas en ocasiones no está mal).
intentar llegar a la cocina está siendo un desafío difícil de completar, por muy chistoso que se escuche, hay muchas personas pegadas, bailando, besándose o mejor dicho devorándose, así que nos toca escabullirnos entre ellos, rozando nuestros cuerpos sudorosos contra las demás personas que aún yacen en la sala bailando, el sonido de la música aun se escucha fuerte teniendo en cuenta que la distancia de la sala a la cocina es un poco kilométrica, (estoy exagerando pero si, si es algo distante), por fin llegamos, pero como al igual que sala, aquí está tan abarrotado de personas sumidas en si mismos que le somos tan indiferentes como la ayuda de los políticos a los pobres.
—Gracias— digo tomando el vaso con agua que me entrega Alonzo.
(Me quiero reír de felicidad, es tonto pero me siento satisfecha, la verdad no sé cómo explicar la sensación pero ya lo llamo Alonzo, y por ahora eso me basta, así lo dijo el filósofo alemán Gottfried Leibniz).
—Entonces dime, ¿ Que edad tienes? — le pregunto mientras doy un sorbo al agua y así hacer más ameno el ambiente.
— ¿Eres detective?, — replica.
—No, pero quiero saber con quién me estoy metiendo, —le digo acercándome. —Bueno no metiéndome, pero tengo que mantener la fachada— digo mirando en dirección a Brandon que nos mira con todo menos amor.
— ¿Metiéndote? —pregunta enarcando una ceja, y yo extiendo una gran sonrisa.
—Primero que nada señorita— me toca la nariz con la punta de su dedo. —No te estás metiendo conmigo.
—Cierto— respondo. — ¿Segundo? —cuestiono.
—Segundo señorita, solo te protegía de ese chico, como el caballero que soy, tercero, pero no menos importante, soy muy grande para ti— finaliza.
—No me hagas reír— musito. —porque en el baño no te importo tanto, ¿O si? —le recuerdo con soberbia.
—Bueno fui un poco vulnerable, confieso, una niña con pantaletas rosa interrumpió en mi baño y mi privacidad— exclama levantando las manos.
—Era el único que estaba disponible— digo en mi defensa.
—Claro, te creo— dice tan sereno como cuando el viento no sopla en el mar.
—Debieras— digo.
(No sé ustedes pero este hombre me intriga, hace unas horas atrás quería follarme, lo sé, se le notaba en cada poro de su piel, ahora solo se limita a salvarme de un canalla, que si, se lo agradezco, pero como dije anteriormente, no necesito héroes, yo puedo sola, ahora solo estamos aquí bebiendo un vaso con agua que ni siquiera está rica, porque no está tan a temperatura ambiente como me gusta, ¿Y eso es todo?, ¿no va ha agarrarme? , ¿No va apoyarme contra la pared?, ¿Ni siquiera una manoseada?, para cobrarse por la ayuda, ¡POR EL AMOR DE DIOS, QUE ESTA EN EL MISMÍSIMO CIELO, INFORMENLE QUE ME BESE YA¡ , perdón si sueno desesperada pero si ustedes pudieran ver lo que yo veo, desearían estar solo encima de el en todo momento).
—Bueno, si ya estás satisfecha, sana y salva, no hay más nada que hacer aquí, mi trabajo está echo, iré arriba a tratar de descansar— lo dice con queja por todo el bullicio de la fiesta. —Un placer— me dice agarrando mi mano y plantándole un beso
Mi piel se eriza, no digo nada, solo miro cada movimiento que hace, (si pudieran verme, estoy pasmada), pero reaccionó rápido me acerco a su boca y le susurro que si eso es todo, siento como la comisura de sus labios de curvan en una sexy sonrisa llena de malicia.
— ¿Quiere más? —me pregunta y yo meto mi mano debajo de su suéter color azul marino.
—Mucho mas— musito, me pongo me puntitas y le pasó mi lengua por sus labios, (saben a paraíso).
El sin responder mi gesto con la lengua, baja sus manos hasta el final de mi vestido y aprieta con fuerza mis muslos, (aunque pequeños pero bien marcados, gracias decencia latina), sus manos están heladas pero suaves, yo recorro más que su abdomen, no es tan marcado como un atleta pero si está marcado para ser de mi gusto, el baja su boca hasta mi cuello, y trago grueso, me pica la piel, me lame el cuello y yo hago un pequeño quejido.
—Disfrutando— nos interrumpe Brando, y solo nos quedamos quieto.
—Déjalos, que se coman— escucho decir a Lina.
Volteo mi rostro en su dirección y veo que somos el espectáculo de todos, trato de calmarme y Alonzo me abraza mientras los manda a todos a buscar diversión en otra parte.
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littera de lágrimas
RomantizmLittera de lágrimas Cuando el torbellino de sentimientos solitarios nos acuna, plasmar a puño y letra cada detalle de la murria es liberador. LITTERA DE LAGRIMAS trae una historia de una chica llamada Cindy Brenaman que desde la edad de once años de...