Capítulo 8 Sabores

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—Sus besos saben a cerveza agria, (ugh, me quejo internamente), no está mal pero no es el sabor que mis papilas gustativas quisieran degustar, mis pensamientos están perdidos en otro hombre, y mi boca sedienta de succionar el sabor del manjar de boca que tiene, cómo puedo me separo de el, coloco mi mano tapando su boca, su respiración está agitada, y mi pulso estático, (realmente no lo deseo ni para perder el tiempo), me mira con devoción a devorarme, paso mi lengua sobre mi mano, ( y si, definitivamente me agrada más mi sabor).

—No quiero— le confieso.

Se quita mi mano del rostro y sin responder a mi queja me besa el cuello, su olor se hace más notorio, (hasta eso me desagrada).

— ¡QUE NO QUIERO!, ¿QUE PARTE DE ESO NO HAS ENTENDIDO?, — le gritó mientras lo empujó y que cae de culo sobre la grama.

— ¿Pero que es lo que te pasa loca? —me cuestiona al momento de que se levanta.

—Simplemente no quiero, ¿Es muy difícil de entender, o el gimnasio te ha dejado bruto? —.

—No seas ridícula Cindy— se ríe con malicia. —Hace unas semanas atrás no decías que no, es más, esa palabra no existía en ti— se burla.

Enarcó una ceja, y sonrió con malicia, si guerrera quiere, pues, acabémoslo.

—Es que hace unas semanas solo había probado tu micro pene y tu carencia de buen sexo— suelto con devoción. —Pero tranquilo ya conseguí a alguien mejor en muchos sentidos— mi voz están de mosca muerta que hasta yo me oído en ese momento, giro en si y lo dejo allí plantado.

Me sigue, y se coloca detrás de mi y me agarra por la cintura, está ardiendo de rabia, puedo sentir su temperatura corporal.

—Si me lo chupas bien te dejare pasar la estupidez que acabas de decir— sugiere en plan de negociación.

Verdaderamente está furioso, su respiración humedece mi cuello.

—No tienes que olvidar nada, así que déjame— quito sus manos de mi cuerpo. —No mal gastaría mis mamadas en ti— finalizó.

— ¿Y en quién entonces? —su rabia y su ego dolido toman el mando de su racionalidad, (eso me hace reír).

—Ella no debe darte explicaciones, ¿ O si?, —le se escucha decir al hombre del baño.

(Su tonalidad masculina jamás la borraría de mi cerebro).

Mi cuerpo vibra, y mi asombro es más que notorio.

— ¿Y tú eres? —pregunta Brando.

(que rabia, yo le quería preguntar eso).

—Alonzo— responde muy varonilmente extendiéndole su mano.

Brando frunce los labios, no responde su gesto de cortesía, y yo intervengo.

—Si, el es Alonzo, que por cierto no tiene un micro pene y sabe mucho del buen sexo, entonces si nos disculpas— salto a decir y le agarro la mano y me lo llevo hacia dentro de la casa.

Este no dice nada solo me sigue, mi corazón está agitado a niveles astrales, llegamos a la pista de baile que es la sala de los McAllen, y seguidamente suena la canción de Zara Larsson- Ain't My Fault, misma canción que baile con Lina al llegar a la fiesta, me giro quedando de espaldas a el, coloco su mano en mi cintura y comienzo a moverme sensualmente, dejándome llevar por la letra que canta Zara y el éxtasis que me produce lo sucedido, el se queda callado, pero no inmóvil, también mueve su cuerpo suavemente y nos dejamos guiar por el calor del momento, sin decir nada, solo rozando nuestros cuerpos.


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