¡ gojo sαtoru !

OO5

El pelinegro infló sus cachetes, arrugó el ceño y se cruzó de brazos.

― Por dios, Megumi ― Satoru rodó los ojos, tratando de ignorar el hecho de que el menor se veía jodidamente adorable y tenía muchas ganas de besarle el rostro.

El nombrado lo ignoró y le dio la espalda.

― Sabes muy bien que no soy cariñoso en público... ― dijo entre dientes.

― Lo sé ― suspiró.

Y en ese momento, Satoru supo que la había cagado, y mucho. Se acercó a su pareja y lo abrazó por la espalda, recargando el mentón en su cabeza, ignorando los intentos del menor por separarse.

― Lo siento, ¿si? ― dijo en su oído, causando que Megumi pasará saliva al escuchar la gruesa voz de su novio tan cerca ― Prometo ser un mejor novio, amor. Dios, soy un idiota.

Megumi se volteó, haciendo que quedaran frente a frente.

― ¿Puedes perdonarme?.

Sus miradas se conectaron, haciendo que sus corazones bombearan con fuerza. El menor abultó sus labios, a la vez que pasaba sus brazos detrás el cuello del mayor. Éste entendió y acercó aun más sus rostros, para luego dejarle un beso en aquellos dulces labios.

― Te quiero mucho, Megumi ― dijo una vez que se separaron, con un leve sonrojo.

― Te quiero mucho, Gojoo~ ― el pelinegro le dedicó una hermosa sonrisa, aquella que hacia que el corazón de gojo latiera con fuerza y también que todo su ser se derritiera de amor.

― ¡Gojoo~! ― chilló Megumi, sonrojándose fuertemente y ocultando su rostro en el pecho del mayor.

El peliblanco sonrió ante la reacción de su novio. Bajó un poco mas sus manos hasta llegar a las nalgas del menor, las apretó levemente.

― ¡Satoruu~! ― ahora Megumi podía compararse perfectamente con un tomatito. Éste frunció el ceño y hizo un adorable puchero.

― ¿Qué sucede, amor? ― tomó las mejillas de su novio y le besó la frente.

― N-nada...

Megumi se dejó mimar por el peliblanco, el cual besaba cada parte de su rostro, mientras seguía sentado en su regazo y miradas curiosas se posaban en ellos.

Si, Satoru Gojo se había acostumbrado a hacer ese tipo de acciones en medio de la cafetería.

― Okkotsu~senpai ― lloriqueó el pelinegro.

Yuta rió ante la reacción de éste. Ese día había entrado a una tienda para comprar algunas cosas y se encontró con que vendían leche de fresa, por lo que sin dudas compró una para su amigo.

Entonces, la hora del receso terminó y muchos estudiantes comenzaban a abandonar la cafetería para ir a sus aulas.

― ¡Oh!, ¡tengo que irme, Senpai! ― sonrió ― ¡nos vemos!, ¡y muchas gracias por la leche de fresa! ― se despidió con la mano casi corriendo. Okkotsu le imitó y se dio media vuelta para ir a su clase.

En el camino hacia el aula, Megumi se encontró con su querido novio sacando unas cosas del casillero.

― ¡Gojoo~! ― corrió y lo abrazó, escondiendo su cabeza entre la espalda del mayor.

Sin embargo, se sorprendió de que éste no le correspondiera el abrazo, por lo que extrañado se separó.

― ¿Sucede algo? ― preguntó, mirándolo fijamente.

Satoru tenía una dura y inexpresiva mirada, dejando confundido a Megumi, ¿acaso se había peleado con alguien?

El peliblanco negó con la cabeza y ignoró a su novio para seguir buscando su libro de historia.

― Satoru... ¿qué sucede? ― dijo preocupado el pelinegro ― ¿pasó algo?, ¿estás molesto?.

― No, y déjame en paz ― su voz salió tan fría que el menor tembló.

― ¿Qué sucede?, me preocupas...

Gojo volvió a mirarlo, esta vez con el ceño fruncido y la mandíbula apretada.

― Mejor vete con Okkotsu ― escupió.

Megumi frunció el ceño confundido, ¿qué tenía que ver su amigo en todo esto?

― Pero-

― Me voy ― cerró el casillero e ignoró los llamados del menor.

Megumi desistió de llamar a su novio. Sintiendo como sus ojos se aguaban y un horrible dolor en el pecho se hacía presente, decidió irse a su clase de literatura.