Capítulo XVIII.

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Sus pasos eran apenas audible a pesar del silencio nocturno. Con cuidado tocó la puerta de la aquella habitación, oyendo de inmediato ese tono de voz dulce que inundaba su residencia desde semanas atrás. Las puertas se abrieron, dejando ver un rostro lleno de sorpresa.

—Señor Min —El tono de asombro impregnado en cada letra le hizo saber al nombrado que su visita no era esperada, aunque podía comprenderlo.

—Volvemos a vernos, joven Park —El nombrado se tensó, mientras asentía, buscando cubrir lo más posible la habitación a sus espaldas—. Debemos hablar —dijo con ese mismo tono inquebrantable, algo que inquieto al menor—. ¿Puedo pasar? —preguntó con suavidad, recibiendo una mirada algo alterada de parte del menor. Suspiró con pesadez—. Los conejos pueden quedarse, ese no es mi interés —La sorpresa volvió a brillar en esos marrones orbes. La facilidad para leer al joven era algo que Min no comprendía, después de estar días inquebrantable y sin permitir saber sus movimientos durante el tiempo que duro esa selección, ahora, en la seguridad de su hogar y lejos del peligro, se mostraba tan expresivo.

—Ah, está bien, adelante —habló con pena, permitiendo al mayor adentrarse.

Min no comprendió esa actitud, tan diferente a cuando lo vio en aquella prueba para elegir al candidato. Su mirada paseó por el lugar, montones de libros adornaban en el escritorio de madera, era el mayor desastre dentro de esa habitación, dejando de lado, por supuesto, el montón de telas en el que se acomodaban un grupo de pequeños conejos protegidos por su madre.

—Siento mucho el desorden. Arin dice que debo ordenar más, pero no es mi fuerte —Reconoció con vergüenza. Min miró por cortos segundos el lugar, antes de volver su vista a él.

—Dentro de cinco días será luna llena —anunció, descolocando por completo al contrario—, será nuestra boda —El silencio reinó por largos segundos.

—Señor Min, no comprendo mucho todo esto, pero...

—Necesito que tengas las cosas claras, pequeño Park —Las mejillas del menor se colorearon ante esa forma de ser llamado, bajo su mirada avergonzado—, esto no es un paraíso —JiMin arrugó su entrecejo.

—Eso lo tengo más que claro —A su mente volvió la razón por la que se encontraba ahí, el inicio de todo eso.

—No sé nada de ti, de la misma manera que no sabes nada de mí. No planeo obligarte a amarme, tampoco lo haré, pero debes entender algo, debes saber tu razón para ser de ahora en adelante mi esposo...

Para Park JiMin los vampiros, al igual que los hombres lobos, las brujas o hadas, no eran más que cuentos absurdos contados a niños pequeños llenos de una gran imaginación e inocencia. No creía en nada, incluso en algún punto de su vida dudó de la existencia de algún Dios. Sin embargo, ahí se encontraba él, admirando sin comprender a un hombre al que se ató sin darse cuenta. Su mirada brillo ante las facciones de aquel hombre, admiró esas cualidades anormales mostradas por aquel hombre.

Su corazón sufrió un vuelco al sentirse amenazado, no obstante, contrario a su temor, sus manos se aferraban con fuerza a las telas del ropaje de aquel hombre.

—Dios... Esto debe ser una broma de muy mal gusto —murmuró apenas con fuerza, admirando al hombre frente a él. El silencio reinó entre ellos. Esa oscura mirada lo analizaba en silencio, buscando en él algo que lo delatará—. ¿Por qué yo? —preguntó asustado, apartándose de aquel hombre, como si el sólo tacto quemara.

—Porque entre todos, tuviste la sangre fría a la hora de matar —respondió sincero—, no dudaste en matar por tu supervivencia. Por eso tú, aún con todo, pareces no mostrarte afectado por los sucesos que pasaste. Tú resistencia te hizo perfecto para ser mi esposo —JiMin bajó su mirada apenado, sintiendo sus pestañas húmedas. Algunas lágrimas mojaron su rostro.

—Yo... ¿Puedo estar solo? —preguntó bajo, recibiendo una afirmación.

—Nada cambiará las cosas. Ahora seremos tú y yo —Le dijo con serenidad antes de salir de su habitación. JiMin mordió su labio inferior, apretando sus puños con fuerza.

"Yo mismo me metí en todo esto."

Esposo de Min.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora