Capitulo 1

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Era extraño el cómo ocurrían las cosas. En un principio podía desear arrancarle la cabeza al parlanchín chico de pelo blanco y al final, desear atesorar a la misma persona. No sabía qué clase de magia había usado sobre él, pero de lo único que estaba seguro era de que lo amaba.

Realmente lo amaba.

Angel Dust era la primera persona fuera de su círculo familiar por el que alguna vez había mostrado emociones, a su lado se sentía bien consigo mismo, como si su unión estuviera destinada a ser.

Alastor no hacía más que sentirse dichoso al lado de Angel, que, si bien al principio le tomo acostumbrarse a estar en una relación, al final había demostrado ser mejor amante que lo que el resto del mundo podría suponer. Y para Alastor hasta resultaba cómico.

Ninguno de los dos era perfecto y sobre la marcha habían cometido errores, pero nunca uno que no pudiera arreglarse, hasta ese fatídico día.

—Es mi último día y muero porque esto acabe.

Alastor inclusive recordaba la sonrisa tan viva que tenía Angel en ese momento. Y no había sido para menos, ese día por fin rompería su contrato con Valentino. Sería libre de hacer o deshacer con su vida lo que quisiera y era algo que estaban dispuestos a celebrar. Así lo habían acordado meses atrás cuando la negociación con Valentino había llegado a un punto de no retorno.

Con el apoyo de Charlie y la sutil presión de Lucifer desde la parte posterior del tablero, las piezas se habían acomodado para que Angel, por primera vez en décadas, fuera realmente libre.

Alastor por otra parte, aun cuando estaba feliz por ese hecho, sabía que Valentino no era tan voluble a decisiones ajenas, en especial cuando dichas decisiones podrían destruir lo que, hasta el momento, era su mayor mina de oro. Por lo que cuando el día llegó, el tan esperado día, Alastor le pidió y casi imploró permitirle ir con él.

Sin embargo, Angel se negó y ese fue el primer error que más tarde Alastor aceptaría, no haber sido más persistente. Y aún si le preguntaran porque no fue a escondidas, ni siquiera él tenía una respuesta a ello. Lo había dejado ir tras darle un corto beso en los labios. Lo había visto salir del hotel, sin saber que esa, sería la última vez que lo vería de ese modo.

Cuando las horas se hicieron un día y cuando ese día se convirtió en dos, ya varios sospechaban lo que podría haber pasado o lo que posiblemente ocurriría. Charlie inclusive desde el primer día que no volvió deseo ir a derribar el edificio en busca de Angel, sin embargo, Alastor no lo permitió. Para todos aquello fue extraño, pero él no dijo nada más.

Él sabía porque Angel no volvía. Lo sabía, pero no podía decirlo, inclusive si en las horas posteriores a esa charla le mostrarán el resultado de lo que su mente no quería saber.

Alastor se recordó así mismo ese día, mandando a su sombra tras Angel, mirándolo desde la seguridad del hotel y preguntándose porque no fue más asertivo con él, porque lo dejaba mandarle, sin embargo, sus pensamientos se habían visto cortados cuando su sombra fue destruida. Alguien estaba interfiriendo en su vigía y sabía quién era.

Sin perder un segundo, había ido hasta la última ubicación de Angel, el estudio porno.

Nada fuera de lo normal en aquel lugar, excepto las miradas aterradas de los que estaban en su interior debido a la furia evidente que expulsa el demonio de la radio. Alastor sabía que hacer eso era declarar guerra territorial, porque invadía terrenos prohibidos, pero por Angel, no le importo en lo más mínimo.

Guiado por su aroma, llegó hasta la zona donde esté más se concentraba, encontrando a Angel. La persona que más amo, aquel que le hizo reír incontables veces y le demostró que sin saber buscaba a alguien a quien amar, yacía inerte a los pies de Valentino cuya sonrisa torcida ni siquiera fue reconocida por Alastor.

Lo único que cabía dentro de la mente de Alastor en ese momento, era él porque había permitido que fuera solo.

Conocía a Valentino.

Conocía su relación con Angel, ¿entonces porque lo permitió?

<<Todo estará bien fresita, solo es ir y volver>>

Tras ese pequeño incidente, la mente de Alastor se mantenía difusa. Casi como si una laguna mental lo hubiera tomado todo para no querer soltarlo. Y él creía que así estaba bien. No sabía si podría soportar la realidad de su situación. Realidad que sabía, alguien más le haría llegar.

Quien iba a decir que ese alguien más fue la misma Charlie preocupada por el paradero de Angel.

Alastor no quería hablar sobre eso ni sobre el cuerpo que yacía en su habitación desde hacía dos días. Tampoco quería decir nada cuando le cuestionaron si sabía algo sobre lo que le había pasado al estudio del anterior jefe de Angel. Todo eso para Alastor, aún resultaba incomprensible, porque ni el mismo tenía respuestas.

¿Realmente había pasado?

Aun cuando se lo preguntaba y pensará que no tenía respuesta, si que la había. Él había asesinado a Angel Dust indirectamente, lo había permitido. Él se había vengado de Valentino y aquel que era su pareja y amiga. Él había permitido que toda esa situación escalara hasta ese momento, en que los del hotel encontraron el cuerpo sin vida de Angel en su habitación y le cuestionaron el porqué de sus acciones.

Pero él no tenía una respuesta, ni en ese momento ni nunca, porque su cerebro, se negaba a aceptar, que Angel Dust estaba muerto.

Pero él no tenía una respuesta, ni en ese momento ni nunca, porque su cerebro, se negaba a aceptar, que Angel Dust estaba muerto

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Without you by my sideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora