Capítulo 1

288 26 7
                                    

Lo miraba de pies a cabeza y su mirada penetraba a través del salón decorado saturado de gente, analizaba cada parte de su cuerpo, desde sus caros zapatos color vino tinto hasta la última de sus púas azuladas bien cepilladas previamente, el objetivo de su vista traía puesto un saco de vestir color rojo purpúreo sobre una camisa blanca inmaculadamente limpia y planchada, vio cómo se recargo en el barandal del segundo piso con una copa de whisky en mano, haciendo movimientos circulares con ella, bebiendo casi exactamente un sorbo cada siete segundos de ella.

El erizo tenía una plática con una de las invitadas al evento de la subasta benéfica, una lémur, aparentaba verse joven a la edad que realmente tenía, aunque no pasaba de los cuarenta años, muy bien presentada y arreglada, tacos de punta fina y un vestido salmón que caía en el suelo. Lanzaba pequeñas risas al escuchar a la simpática señora. Le pareció curioso que ambos compartieran el gusto por las pinturas exhibidas.

—Me gustaría otro brandy —pidió a uno de los meseros vestidos de traje blanco, sin quitar su vista de ambos.

El blanquecino agarró una copa de la bandeja para entregársela a la señorita eriza sentada en la silla de la mesa número cinco.

—También quisiera un brandy, por favor —pidió casi de inmediato una mujer sentada a su lado en la mesa.

No había notado su presencia hasta ahora, estaba demasiado concentrada en su objetivo.

—¿A qué hora se supone que empezará la subasta? Estoy cansada que nos ofrezcan brandy por dos horas seguidas —se quejó una gata fucsia cruzándose de brazos haciendo un puchero.

—En unos minutos señorita, tenemos otras bebidas para ofrecerle además del brandy, si gusta podemos darle una copa de whisky, tequila o...

—Ya no importa, tomaré el brandy —interrumpió grosera girándose agarrando la bebida de la bandeja.

—Cálmate Felisa, disfruta tu copa y solo mira a tu alrededor —riñó la madre de la gata.

—Sí Felisa, disfruta la vista, que maravilla que podamos estar aquí. Estamos rodeadas de famosos ricos, además de ser muy guapos —mencionó una tercera—, Mira ahí, en el segundo piso.

—¿Quién? ¿El azul? —preguntó en voz alta.

—Claro, ¿no lo reconoces? Es Maurice Vitesse, el famoso adinerado.

La eriza tomó un sorbo de la bebida escuchando la conversación de las felinas al lado suyo.

—¡¿Es él?! Se ve demasiado joven como propietario de la empresa.

—¡Claro que es él! Tú si lo reconoces ¿Verdad, Angeline? —preguntó la minina a la eriza.

—Por supuesto —se volteó para verlas con un gesto de seguridad.

Volvió a ver al segundo piso, cuando notó que el erizo estaba empezando a alejarse del barandal, se despidió de la invitada y caminó en dirección a las escaleras para descender a la planta baja.

—Con su permiso, Madame Bernard, iré a servirme otra bebida. —Se puso de pie casi de inmediato de la silla.

—Claro querida, si gustas te esperamos para dirigirnos al salón de la subasta.

—No se preocupe, será rápido. —Se alejó de la mesa adentrándose entre el tumulto de personas.

Su vestido color rojizo excepcional con mangas largas y un echarpe esponjado negro rodeando su cuello y hombro derecho hizo que destacara entre los invitados, un sombrero color negro con detalles rojizos descansaba sobre sus púas rubias con un flequillo tapando la mitad de sus ojos verdosos y los accesorios dorados que la hacían parecer alguien de la alta sociedad. Justo lo que quería buscar.

Adversarios | SonamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora