CAPITULO 8

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Sus pasos sonaban profundos al chocar con la nieve, era difícil distinguir el camino en el jardín, pues todo estaba cubierto por una gran manta blanca y fría. El ambiente estaba nublado, dificultando ver los alrededores; la luz solar era tenue, dando un ambiente lúgubre.

Tony sujetó fuertemente la mano del duque al sentir una ráfaga de viento, entrecerrando los ojos. Sus pasos se detuvieron; el omega miró al frente, encontrando una gran edificación con ventanales como paredes y una hermosa cúpula, aunque la nieve lo cubría todo.

—Por aquí —dijo Stranger, mientras abría las puertas del vivero.

Tony sintió una brisa cálida; era desconcertante cómo aquella edificación contenía un pequeño mundo tropical mientras que el exterior era un desierto helado. Ambos entraron, y el alfa sonrió al ver la reacción del menor.

El omega avanzó mirando el techo, buscando la fuente de luz, pero no encontró nada más que el brillo natural de las plantas. Buscaba de dónde provenía la brisa cálida, pero no halló ningún sistema de poleas o mecanismo para la producción de aquel ecosistema. Se detuvo en seco y buscó con la mirada al duque, quien no se había movido de la entrada.

—¿Magia? —preguntó Tony, un poco cansado. Pues al parecer esa era la respuesta a todo en estas tierras.

Stephen no pudo evitar soltar una leve carcajada mientras se dirigía al joven. Agarró el gran saco del omega.

—En efecto, podríamos considerarlo magia en cierto sentido —comenzó, mientras examinaba el entorno con ojos expertos—. Pero no se trata de magia en el sentido convencional que puedas imaginar. Lo que ves aquí es el resultado de una compleja interacción entre energías y fuerzas dimensionales.

Tony frunció el ceño, tratando de seguir el razonamiento del Duque.

—Entonces, ¿quieres decir que este lugar es como... una ilusión? —preguntó con incredulidad, intentando comprender la naturaleza de lo que veía.

Ambos se miraron durante unos segundos, y el alfa se acercó para retirar la bufanda del cuello del omega con delicadeza. Tony permaneció inmóvil, aunque su corazón latía con fuerza, y una corriente de electricidad parecía recorrer su piel con el suave roce de las manos del Duque. Por un instante, sintió el impulso de bajar la mirada, pero se contuvo, consciente de que hacerlo sería como rendirse ante un desafío no verbal de sumisión. Ambos eran dominantes, y Tony estaba decidido a mantener su firmeza sin ceder ante la necesidad instintiva de inclinar el cuello.

Stranger sonrió cálidamente, interpretando la resistencia sutil pero palpable de Tony como un indicio de su determinación. Asintió con solemnidad mientras respondía a la pregunta del omega.

—En cierto modo, sí. Pero también es más que eso. Es una manifestación tangible de la voluntad y el poder de aquellos que tienen el conocimiento y la habilidad para crear y mantener este tipo de entorno. Es una prueba de la maestría de los hechiceros de Kamar-Taj en el arte de la manipulación dimensional.

Tony asintió lentamente, asimilando la explicación del Duque, quien se alejó mientras se despojaba de las ropas de invierno.

—¿Valeriana? —preguntó el omega al ver una extraña planta—. ¿Esa es equinácea? —comentó señalando una flor morada totalmente florecida—. Plantas medicinales.

—Sí, en su gran mayoría. Digamos que es un pasatiempo.

Unos pequeños pasos apresurados resonaron en el vivero, atrayendo la atención de ambos adultos. Tony y Stranger se voltearon al unísono y vieron al pequeño Peter corriendo hacia ellos con los brazos extendidos. Tony sintió un cálido cosquilleo en el corazón al ver la adorable escena y se agachó para recibir al niño con los brazos abiertos y una sonrisa en el rostro.

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⏰ Última actualización: May 18 ⏰

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