CAPÍTULO: II

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Capitulo II

Dos años antes
Daegu bar GOGO PUB

El lugar tenía un aroma abrumador, una mezcla de alfas y omegas que le resultaba fastidiosa al pelinegro. Nunca le había gustado estar rodeado de tanta gente, y mucho menos de tantos olores mezclados. Pero aquella noche, quedarse en el hotel no era una opción. Estaba aburrido, y aunque salir no era lo más conveniente, decidió que un par de tragos no serían nada del otro mundo. ¿Qué podría salir mal?

Se acercó a la barra, donde un omega de cabello rojo y facciones delicadas limpiaba botellas de alcohol. Al instante notó que el chico llevaba supresores, ya que no desprendía aroma alguno, pero sus delicadas facciones lo delataban como un omega.

A veces sentía envidia de aquellos omegas que irradiaban delicadeza en cada aspecto, como YoonGi, por ejemplo. Aunque YoonGi podía parecer intimidante a primera vista, era todo lo que un omega representaba. En cambio, él se sentía acomplejado por proyectar todo, menos lo que realmente era: un omega. No obstante, esa misma apariencia le había servido en más de una ocasión para mantener a raya a quienes intentaban cruzar límites que él no permitía.

Una voz suave lo sacó de sus pensamientos.

—Buenas noches, ¿qué le sirvo? —El omega pelirrojo le sonrió mientras limpiaba una botella de vino de manzana, de esas del año 95 que eran exquisitas.

—Buenas noches. —Respondió con cortesía—. Un whisky, por favor.

El chico asintió y fue a buscar un vaso, regresando rápidamente con el pedido. Jungkook dio el primer sorbo, disfrutando del calor que el whisky generaba en su garganta.

—¿Es la primera vez que viene por aquí? —preguntó el omega, sin dejar de sonreír mientras limpiaba una copa.

—Así es. —Asintió y volvió a beber.

—¿Qué le parece el lugar?

Jungkook echó un vistazo alrededor antes de encogerse de hombros.

—Está bien, aunque hay demasiados olores mezclados.

El pelirrojo rió levemente.

—Tiene razón. El espacio cerrado concentra los aromas, pero el ambiente es agradable.

El pelinegro terminó su whisky justo cuando un aroma a lluvia y tabaco lo golpeó. Era el olor de un alfa, y no cualquier alfa. Había algo en ese aroma que hizo que su lobo interno se agitara.

Joder, Jeon Jungkook no era de esos omegas que se sentían atraídos o necesitados con el simple olor de un alfa. Pero este olor... Este olor lo descontrolaba.

«Lobo estúpido», se dijo a sí mismo.

—Buenas noches. —La voz masculina lo hizo estremecerse sin siquiera ver al dueño de esa voz. Jungkook apoyó la cabeza en su mano derecha, mirando hacia el otro extremo de la barra, dándole la espalda al alfa. Luchaba contra el impulso de girarse y ver su rostro.

Su lobo, normalmente tan selectivo, ahora mostraba una sumisión absoluta. Casi siempre había pasado sus celos en soledad, y las pocas veces que estuvo con un alfa había sido por necesidad. Pero ahora, con solo el olor de este alfa, su lobo se rendía.

El aroma del alfa seguía presente, y Jungkook sentía que perdía el control. Para empeorar las cosas, el alfa soltaba feromonas que él no podía evitar aspirar.

¿Qué le estaba ocurriendo? Aún faltaba mucho para su próximo celo.

—Señor, su whisky. —La voz del pelirrojo lo devolvió a la realidad.

El Omega De La Mafia (TaeKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora