Capitulo 10

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"Ella primero te demuestra todos sus demonios, procura no huir, porque después de eso, viene el paraíso"

~Roberth Colmenárez

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Septiembre 30 del 2018

Khloe

El clima fresco de la ciudad, común entre esta época del año antes de que las temperaturas bajen con la llegada del otoño, se hace presente una vez que mis pies enfundados en un par de botas de cuero tocan el suelo asfáltico cuando bajo del Jeep, y el sonido de una puerta cerrándose detrás de mi me hace voltear para ver a Blake acomodándose sus lentes de sol que, debo decir, lo hacen ver sexy. Cruzo por el frente del auto para llegar a él y no puedo evitar reírme al verlo con Ivar colgando dentro de su cangurera, llevando un par de lentes iguales a los de Blake.

—Por Dios, te pareces al hombre con el bebé en aquella película, solo que sin la tripa cervecera—señalo al estar frente a ellos, acomodando el gorrito tejido en la cabecita de Ivar.

Adorable.

Son tan malditamente adorables.

Y no soy la única que lo nota, ya que cada mujer cercana voltea solo para mirarlos con la baba prácticamente deslizándose en sus barbillas y jodidos corazones brillando en los ojos.

Pobres almas en desgracia. Estos dos lindos chicos son míos.

—Esa es "¿Qué pasó ayer?"—dice secamente —. Y tomaré lo que dijiste como un cumplido, aunque sonara más como una ofensa.

Le lanzo un beso a su cara seria y le hago una mueca a Ivar para que se ría, lo que termina siendo un exito. Pero más por mi cara, es el gorro en mi cabeza lo que llama su atención, ya que estira las manos para alcanzar las dos bolitas peludas que decoran este.

—Eres tan hermoso, ¿Verdad que sí bebé? Igual a tu madre—digo tocando la punta de su nariz.

Mi recompensa por ese acto en una sonrisita la cual empieza a mostrar algunos dientecitos de leche.

—Por amor a Dios, ¿En serio tuviste que unirlo al club "culos de conejo en la cabeza"?—se queja de nuestros gorros a juego.

—Solo te da envidia porque ya no eres el único chico en ese club—le saco la lengua.

Me da una mirada obvia, ladeando a un lado la cabeza, lo que hace que siga llamando la atención de quienes pasan porque... ¿Quién no miraría a un hombre con cara de matón y cubierto de tatuajes con un gorro de pompones en la cabeza? Aunque para hacer que combinara más con su personalidad, lo compré todo negro. Debería estar agradecido.

—No sabes lo feliz que era antes de que me pusieras esta mierda en la cabeza, muñeca —me dice con una sonrisa forzada—. En serio, ser la jodida familia de Mickey Mouse nunca estuvo en mis planes.

—Pero si nos vemos taaaan adorables...

Coloca su mano en mi espalda baja antes de empujar suavemente.

—Mejor empieza a caminar antes de que considere huir con Ivar y dejarte aquí.

Suelto una carcajada mientras entro al gran centro comercial, con los balbuceos felices de Ivarsson en mi espalda. Recién hemos llegado al país y mi niño está muy feliz de explorar todo lo nuevo a su alrededor, por lo que mira cada rincón con los ojos bien abiertos y curiosos, mientras su padre trata de mantener alejado los puñitos que intenta meter en su boquita.

Rojo Sangre [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora