Era un día soleado de primavera cuando Elena se encontraba paseando por el parque. Mientras caminaba, vio a un hombre sentado en un banco, leyendo un libro. Su cabello oscuro y sus ojos grises llamaron la atención de Elena. Sin poder resistirse, se acercó y se sentó a su lado.
- Hola, ¿qué estás leyendo? - preguntó Elena.
El hombre levantó la mirada y le sonrió.
- Es un libro de poesía - contestó. - Me llamo Lucas.
Elena sonrió y se presentó también.
A partir de ese momento, empezaron a hablar animadamente, descubriendo que tenían muchos intereses en común. La conexión era innegable, y ambos sintieron que algo especial surgía entre ellos.