Después de aquella mágica primera cita, Elena y Lucas seguían viéndose cada vez con más frecuencia. Su relación se volvía más íntima con cada encuentro, y ambos se sentían completamente enamorados.
Una noche, mientras paseaban por la orilla del mar, Lucas tomó la mano de Elena y la miró a los ojos.
- Elena, hay algo que necesito decirte - comenzó. - Desde el primer momento en que te vi, supe que eras especial para mí. No quiero imaginar mi vida sin ti a mi lado.
Elena se emocionó al escuchar aquellas palabras, y le confesó que también sentía lo mismo. Ambos se abrazaron con fuerza, sabiendo que habían encontrado el amor verdadero.