Tras años de amor y felicidad, Elena y Lucas envejecieron juntos, sabiendo que habían vivido una vida plena y llena de amor.
Mirando el atardecer desde su terraza, se abrazaron con cariño, recordando todos los momentos compartidos, las risas, las lágrimas y el amor que los había unido desde el primer momento en que se vieron en aquel parque.
Juntos, contemplaron el horizonte, sabiendo que su amor era eterno y que siempre estarían juntos, incluso más allá de la vida. Era el final feliz que siempre habían deseado, un final en el que el amor triunfaba sobre todas las adversidades.