Capítulo 22

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-¿Harás algo en el Verano, Cass? – Preguntó mi antiguo compañero de instituto de pronto mientras jugaba con los guisantes del segundo plato.

-No he pensado en ello, pero puede que viaje un poco o me ponga a trabajar. – Contesté aún algo distraída.

-Había pensado que podrías venirte a la casa del lago a la que íbamos hace años. – Me comentó.

-¿La de Maryland? – Mi sonrisa se ensanchó. En aquella casa habíamos pasado algunos de los mejores momentos de nuestra vida cuando éramos jóvenes. La casa había sido de sus abuelos cuando aún vivían. Estaba formada por dos plantas y un ático en el que no se podía entrar ni en verano ni en invierno debido al calor y el frío que hacía en él. Cerca de aquella casa había un lago en el que solíamos tirarnos desde la cuerda que colocásemos el primer año.

-Esa misma – Hinchó el pecho con orgullo, siempre había adorado esa casa y estaba orgulloso de decir que ahora le pertenecía a él.

Sonreí por primera vez en las últimas horas y miré hacia Anthony, sin poder decirle que sí a su proposición aún. Estaba demasiado ocupado quitándole el dinosaurio morado de las manos a un niño algo más mayor que él como para mirar hacia aquí. Mi padre estaba hablando en aquel momento con la señora Noyes, al igual que yo sin acompañante en aquella mesa debido a la relativamente reciente muerte del Señor Noyes.

La música comenzó a sonar en la sala una vez hubimos acabado de comer la mayoría de los asistentes a la boda. Todos nos giramos hacia la gran explanada habilitada a modo de pista de baile. Los novios eran los encarados de estrenarla.

A pesar de ser un invitado a la ceremonia, Brad Paisley había decidido regalarles su voz en aquella noche. Un DJ se encargaría de las canciones posteriormente, pero aquel momento era para el cantante amigo de Bella. Con ayuda de su banda salió al lugar en que se habían colocado los instrumentos y el micrófono – que minutos más tardes también servirían para un karaoke en el que se animarían los asistentes.

Desde aquel Jueves de Abril en que habían ido al concierto de un cantante que estaba comenzando ambos se enamoraron de She’s Everything, una de las canción de Brad Paisley. Alex solía ponerla en el equipo de su casa y cantarla mientras miraba a su ahora esposa y esta siempre me contaba cada ocasión en que lo hacía.

El novio coge a la novia de la mano y la dirige a la pista de baile. Coloca su mano izquierda sobre la cintura de su amada mientras ella pone la suya en su hombro. Las manos derechas se juntan, son testigos de una unión que va mucho más lejos que los papeles firmados que les declaran marido y mujer.

She's a yellow pair of running shoes

A holey pair of jeans

Las primeras letras de la canción comienzan a salir de la boca del cantante y a la vez de las de Alexander. Sus ojos se clavan en los de Bella sin siquiera pestañear. Ella posa su cabeza sobre el pecho de su marido y cierra los ojos, dejándose llevar por la música y por los pasos de su marido.

Poco a poco los invitados se han ido levantando y ahora todos rodean el lugar en el que están bailando sus familiares, amigos o conocidos – Dependiendo de la relación que tuvieran con Alex y Bella-. Me sorprendo a mí misma al encontrarme frente a aquel lugar. Me giro, buscando algo de aire que parece faltarme ahora y encuentro a mi derecha a Michael.

-Verles así te hace pensar aunque no quieras – Son las primeras palabras que me dirige en mucho tiempo. Su voz parece otra. Parece una voz amiga. Como la de hace años, no como el extraño que parece desde que volví.  

-Sí, es verdad. – Sonreí ligeramente. Hubo un momento de silencio en el que muchas preguntas pasaron por mi mente, pero la respuesta a una de ellas me intrigó profundamente. Tanto que decidí convertirla en palabras en vez de dejarla en pensamientos. - ¿Qué te pasó, Mike?

Find You In The DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora