Capitulo 1 ... Parte 3

31 4 6
                                    

Después de aclarar las cosas con Yun, decidí que era hora de irnos. El problema era que no teníamos lugar al que ir, ni la menor idea de cómo salir del bosque. Empezamos a caminar sin rumbo mientras Santiago cargaba a Miriam hasta llegar a una pequeña cabaña abandonada al lado de una pequeña montaña. Rápidamente nos instalamos ahí, y Yun se ocupó de vendar el ojo de nuestra amiga, para luego dejarla descansar con algunas mantas en el piso, con nosotros alrededor. Ya era de noche, y estábamos cansados, así que nos quedamos dormidos rápido.

. . .
____________________________________

La montaña había desaparecido, dejando un bosque interminable con árboles gigantes del que nadie podía salir. La casa y sus huéspedes eran lo único llamativo que había en aquel bosque. Dentro, todos dormían. La luna y las estrellas iluminaban las ventanas y el bosque entero. El sol todavía no había salido.

. . .

La científica yacía en el claro con la rama de Cosque en la garganta. Los guardias-robots estaban reunidos a su alrededor.
-Hijo... - con voz débil la científica habló y los robots retrocedieron para dejar pasar a alguien. Es Henry, el hijo de la mujer que está en el piso. Se aproximó y se arrodilló junto a su madre, moribunda.

- Hijo... te dejo todo lo que poseo y te paso la habilidad para controlar a tres de esos jóvenes... por favor, trae a la niña y acaba el experimento. También... te doy esto, es un aparato que... - la voz de la científica se volvió un susurro y solo Henry logró escuchar. Después vuelve a subir la voz - ... ya no me queda tiempo, promete que harás eso por mi y seguirás nuestro legado.
Henry asintió con la cabeza, los ojos húmedos por las lagrimas.
- Si madre. Te lo prometo.
La científica acaricia la mano de Henry y sonríe mirando a la luna mientras exhala su último aliento, y su mano cae al piso.

. . .

Desperté en una pequeña cabaña de madera, todavía no había amanecido. Abrí los ojos, pero solo pude ver con el derecho, ya que el izquierdo me dolía horrible y mi vista estaba negra. Traté de incorporarme, pero una punzada en el abdomen me obligaron a volver a recostarme. Intente volver a dormirme, pero mi ojo me torturaba, así que me quedé despierta hasta que salió el sol. Cosque fue el primero en levantarse, pero para cuando se dio cuenta de que estaba despierta todos los demás ya lo estaban. Yun me explicó lo qué pasó con mi ojo, me siguió curando en lo que pudo y cambió las vendas ya que estaban empapadas de sangre. La puerta emitió un ligero sonido, distrayendo su atención y la de mis demás amigos. Neila se dirigió a ver quien era, pero antes de llegar la puerta ésta se abrió de golpe rompiéndose. Por instinto, Neila saltó hacia atrás a una velocidad increíble, aterrizando en los brazos de Santiago, que miró con desconfianza el hueco donde antes había puerta. Pero lo extraño era que lo que entró no fue una persona sino un disco negro con una luz roja en el frente, que reconocí al instante, al igual que Santiago, que se dio la vuelta rápidamente, tapándole los ojos a Neila, todavía en sus brazos.
No iba a ser lo suficientemente rápida. Solo alcancé a saltar hacia Cosque que todavía no había volteado tomándolo en mis brazos y cubriendo su vista con mis manos, salir corriendo de la casa, activar mi transformación e irnos volando de ahí. Sin soltar a Cosque, volteé la cabeza un poco para ver como Yun y Virlo salían de la casa caminando como robots, mientras que el disco disparaba adentro. El mismo robot se manchó de sangre, y no pude aguantar las lágrimas. Mis amigos acababan de morir; un vacío se extendió en mi. Yun y Virlo ya no volverían a ser como antes debido a la luz mental que el robot lanzaba para cambiar a las personas.
Nei...la... y Santi... estaban muertos. Sin poder contener mi frustración por ser impotente, lancé un grito desgarrador para consolarme un poco, pero no me calmó.

Al contrario, me empecé a sentir mareada, por lo que comencé a volar más bajo y casi choqué con algunos árboles. La vista de mi único ojo cambiaba incesantemente de color, sentí como Cosque temblaba. De la nada, mi ojo tras la venda comenzó a palpitar, empezando a paralizarme con un dolor intenso. Podría ser posible que...?

Sabiendo que no podría seguir así mucho más, fui descendiendo. Todo se veía borroso, me estrellé con algunas ramas y el aterrizaje no fue tan bueno, pues al chocar con el piso perdi el conocimiento.

. . .

Observé a mi alrededor, al bosque que seguía oscuro, preguntándome qué hacer.

Después de chocar contra el piso de la nada y ver a Miriam desmayada a mi lado con el cabello y una parte de su ropa negra, deducí que habiamos llegado aquí volando. No me sorprendía, la verdad, a la cientifica le gustaba experimentar, y después de haber sido expulsado de su prueba, (lo cual agradecia) no era anormal que hiciera algo asi. Me sentia mal por Miriam, pero estaba anocheciendo y tenia que buscar un lugar donde pasar la noche. Desde que llegué al laboratorio, la cientifica no dejaba de recordarme todos los dias que en el bosque que rodeaba el laboratorio habia animales peligrosos, resultado de otros experimentos fallidos con radiación de la antipatica mujer.

Un par de veces me aventuré afuera tratando de escapar, unas con Miriam (pues eramos mejores amigos) y otras solo, y en todas las ocasiones no habia durado mucho nuestra "excursión" pues robots o animales de ese tipo siempre nos impedían el paso. Después de que en la última un ostigleo (una combinación entre oso, tigre y león) nos atacara y me hiriera gravemente, dejandome desangrado y a Miriam le rompiera las costillas y un brazo al lanzarla contra una roca, decidi no volver a intentarlo. No me gustaba ponerla en peligro por ideas locas que yo tenia.

Sin embargo, a los 13 años a uno le ocurren cosas extrañas, asi que despues de haberlo planeado por mucho tiempo, decidimos escaparnos todos de una. El primero en llegar habia sido yo, la cientifica empezó toda esta pesadilla conmigo, aunque para mi el verdadero experimento, el de la pregunta sin responder, el que buscaba la respuesta habia empezado desde antes, mucho antes.

Después Miriam apareció un día de la nada. No sabia casi nada de ella cuando llegó, la cientifica a veces la cuidaba y abrazaba, pero otras le daba tremendos golpes que la dejaban llena de moretones y/o sangre. Después de un tiempo fuimos volviéndonos más cercanos, hasta el punto que sabíamos todo sobre el otro. Pero cuando la conocí me pareció que tenía un trauma, casi nunca hablaba, sus ojos azules sin vida.

Resultó que tenía razón, aunque ella casi nunca hablaba de eso, pues se ponía deprimida y sentimental, y yo prefería no verla así.

E incluso entonces, cuando éramos niños inocentes (o no tanto) de 6 años no se nos permitió ver el mundo. Vivir encerrado en un laboratorio con una mujer loca y cientos de experimentos fallidos hicieron que ella creara una máscara para ocultar como era. A pesar de lo que habia logrado con nuestra amistad, volvió a retraerse y guardarse en un cascarón que pocas personas podían abrir. Todos conocian a la Miriam callada y de ojos apagados que apenas hablaba, sólo yo seguía viendo lo que alguna vez fue.

Yo, por el contrario, traté todo lo posible de no volverme loco, manteniendo mi personalidad en lo que podía. Al final, me volví casi como ella, parte de mis recuerdos desaparecieron y no hablaba mucho.

Luego llegó Neila. Más que llegar, siento como si hubiera estado ahí desde el principio, no tenia la personalidad feliz y energetica de una niña normal, aunque logró establecer un vinculo con Miriam antes de que se guardara por completo.

A Santiago y Virlo los trajo juntos. A mi me pareció que eran hermanos, tenían el mismo cabello negro grisáceo desordenado, eran casi de la misma estatura y los dos se hicieron mis amigos rápidamente. La única diferencia era que Santiago tenia los ojos verdes, mientras que Virlo grises.
Yun apareció igual que Neila, de la nada. Después de otro de los intentos fallidos de fuga que Miriam y yo habíamos intentado, ella acabó muy herida. Tenía un corte de unos 10 cm de largo en la pantorrilla derecha, lo que le dificultaba el movimiento. Se lo había hecho uno de esos animales del bosque, pero era venenoso. Yun era una especie de médica. Ella y Virlo se volvieron amigos pronto, y a él le contó que desde que recordaba llevaba viviendo en el laboratorio. Nunca conoció a sus padres, aunque la científica siempre decía que la tenía por su maravillosa habilidad que le había pasado su padre.

Y así habíamos pasado 6 años de nuestra vida encerrados en el laboratorio y sin tener infancia. Hasta que un día, Miriam decidió organizarnos para escapar. Parecía nerviosa, aunque solo lo reflejaban sus ojos. Nos explicó como lo haríamos y a donde correríamos; a mi me pareció que ya tenía ese plan trazado hace mucho tiempo. Pero la pregunta era: ¿por qué lo utilizaba hasta ahora? Justo antes de salir corriendo de la sala principal, uno de los robots le hizo un corte en el antebrazo izquierdo. Cuando salimos, no recordaba que estábamos haciendo, fragmentos, nada más. Suerte que los demás nos habíamos memorizado el plan. No me pareció coincidencia que el día de la fuga fuera justamente un 10 de Octubre, el cumpleaños de Miriam.

El experimentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora