Sebastián Argent
No puedo creer, mis estudios estan consumiendo todo mi tiempo. Ya paso más de una semana, es viernes. Estoy en el apartamento. Leo unos documentos, pero por más que trato no puedo centrar toda mi mente en esto, si, tal vez me este sobre presionando, pero es necesario.
Eso no es todo lo que me tiene angustiado. Aún tengo que ir a mi ciudad, debo regresar a mi casa, después de lo que mi mamá me dijo, no puedo dejar pasar más. El fin de semana anterior decidí no ir, estaba ocupado, pero más que eso, no quiero ver a mi padre, no quiero verle la cara.
Soy un egoísta.
Si, lo soy, mi mamá quiere y necesita verme. También yo necesito verla. Y asegurarme de que esta bien. Al igual que a mi abuela, la última vez mi mamá me dijo que ella enfermó. Fue por una pelea que tuvo con mi padre.
Aun recuerdo lo que le dije.
"Mamá por favor cuídala, también cuídate tú, en cuanto pueda ire a verla. Mientras por favor. No se acerquen a esa basura. Si es posible no le dirijan la palabra... Si pasa algo, llámame."
Cierro la pantalla del ordenador. Es tarde, debo ir ahora mismo a hacer unas compras, la comida ya se esta agotando. Y si pasaré el fin de semana en mi casa, no podré hacerlas después.
[...]
Solo me tomo un par de minutos llegar aquí. No está tan lejos del hotel. La beca esta cubriendo también mi alimento. Con una tarjeta vengo aquí y solo tengo permitido comprar alimentos.
Mientras por los pasillos con el carrito. Me topo con una estantería llena de fruta, fresca, a simple vista muy apetecible.
¿Que fruta escogeré hoy? Debería llevar mucha. Llevo mi mano al frente y tomo unas uvas, que realmente me encantan.
Uy también manzanas.
- !Papi! Papi ¿Pueyo comprar esto?- mi corazón se derrite de ternura al oír su voz.
Mi atención se centra en un niño que esta a unos cinco pasos de mí. Detras de él viene su padre. El niño se concentra en unos juguetes que están a su izquierda.
El padre detiene su marcha y observa, toma del estante el juguete que el menor veía con tanta ilusión. Incluso pude ver como sus ojos se hacen más grande al ver que su padre tomó lo que quiere.
Se agacha para estar a su altura.
- Puedo comprarlo, pero se te olvidan dos cosas importantes- el niño sonríe, y este asiente.
- Por favor- dice y se queda meditando unos segundos- ¿Cuál era lo otro? Mmm, ah, si- le da un beso en la mejilla- si, eso faltaba.
El padre sonríe y le da un abrazo. Deja el juguete en sus manos. El pequeño niño sigue su camino con su padre detrás.
Siento una lágrima caer de mi ojo, deslizándose por mi mejilla. Siento una enorme nostalgia en mi pecho, al ver tal escena, llego a mi corazón...
- Hola- pego un brinco al escuchar una voz a mi lado.
Volteo.
- Demonios me asustaste- reí.
- Fue una linda escena ¿No?- también lo vió. ¿Cuánto tiempo llevaba a mi lado?- también haría lo mismo por un beso.
Reí ante su comentario.
- Yo lo haría sin pedir nada a cambio, el niño tendría todo solo con sonreír.
- Bueno, yo no tenía intenciones de hacerlo con ningún niño...- veo como su mirada se postra en mí- mi intención era otra.
- No me digas. ¿Para ligar? Bueno, tal vez te funcione- muevo mi carrito a un lado para seguir haciendo las compras.
BINABASA MO ANG
HEALT
Fiksi RemajaSebastián y Daniel. Jovenes universitarios con una vida y mentalidad diferente. Se embarcarán en una nueva etapa al momento de conocerse el uno al otro. Llevaran sus emociones y sentimientos al límite.