— ¡Alteza! ¡Alteza!
El grito emocionado de una doncella resonó en la habitación sacando al príncipe de ojos ámbar de sus pensamientos al reconocer la voz. Separó su mirada del libro en su manos y con una sonrisa miró a la joven esperando escuchar sus siguientes palabras.
Era la menor de su séquito, quien con su animada personalidad logró hacerse un espacio en su círculo cercano, sobre todo por siempre tener una historia entretenida que contar del pueblo o de las fiestas a las que no tenía permitido asistir.
Para el príncipe ella era sus oídos sin necesidad de pedírselo y por conveniencia lo prefería de esa forma.
— Ellyn respira un poco, parece que has corrido por todo el palacio
Habló tranquilo mientras hacía señas para que le sirvieran una taza de té a la recién llegada.
— Lamento esto príncipe, pero sí, corrí todo el castillo después de ver un carruaje extraño, estoy segura que es de otro reino
Sus palabras fueron soltadas con tropezones llamando la atención de los presentes; no habían sido informados sobre la visita de ningún visitante extranjero.
— Lynlyn ¿No te habrás confundido? Tal vez sea algún noble que no suela venir al palacio.
Mencionó la chica que le había servido el té, ante esas palabras el joven pensó que era una posibilidad, sin embargo, la chica negó fervientemente con la cabeza.
— No me confundí, he visto el logo, ningún noble del reino tiene olivos como emblema familiar
Confesó al lograr respirar más calmada.
Aunque la nueva información removió los pensamientos del príncipe que se levantó con una mueca. Lo que la chica decía era verdad y si lo pensaba bien solo existía una familia en el continente que tuviera ese símbolo en su emblema.
La familia imperial Minroth; los Gobernantes que habitan en el norte.
Todos los libros de historia los retrataban como un bando neutro y desde que había entrado en ese palacio no había visto que interactuaran con el reino de otra forma que no fueran regalos en ocasiones como las celebraciones de nacimiento.
— Preparen un cambio de ropa, voy a salir.
Ordenó con prisa, por alguna razón se sentía nervioso y aquella sensación no cambió ni cuando salió de su habitación caminando hacia el palacio principal.
Tenía cierto miedo de que el enviado extranjero llevará malas noticias; en su mente solo podía ocurrir los peores escenarios con cada paso que daba, pero al llegar a la oficina de su padre se paró en seco justo cuando una conocida risa llegó a sus oídos.
Una mueca surcó su rostro antes de mirar a los guardias quienes tenían una mínima sonrisa incómoda en su rostro como gesto de disculpa, parecía que nadie tenía una respuesta satisfactoria para él en ese momento. Soltó un suspiro e hizo una pequeña seña para que anunciaran su llegada.
Segundos después le dieron la aprobación y la puerta del despacho se abrió, logrando ver a su padre con una enorme sonrisa antes de extenderle la mano invitándolo a pasar.
Hizo lo solicitado en silencio viendo de reojo a la persona que estaba de espaldas a él en ese momento. Suponiendo por la situación que era el enviado.
— Jeames llegaste justo a tiempo estaba por llamarte, deja que te presente al Marqués del imperio, Hamlyn Grin
Dijo el rey mientras se levantaba de su silla para dar la vuelta al escritorio quedando al lado del príncipe.
ESTÁS LEYENDO
Lazos -El Imperio Del Norte-
FantasyCuando sus miradas se cruzaron por primera vez ninguno lo admitió. Al Rey un escalofrío le recorrió y el corazón del príncipe se acelero, eso solo la luna lo sabía, siendo su madre obviamente los conocía. Les dio su brillo sin dudar y cada noche es...