Capítulo 3

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Ya no sabía la cantidad de veces que había tenido esa conversación con su padre. Su cabeza empezaba a martillar y queriendo irse permaneció en silencio mientras sus puños amenazaban con romper la piel de sus palmas.

— Es la mejor opción

Le replicó el emperador sin siquiera verlo. Parecía estar revisando el papeleo pendiente mientras discutía al mismo tiempo la boda de su hijo.

— Lo lamento, pero no comparto su opinión padre, la joven Valinor no es apta para tener el puesto de emperatriz

Dijo con una voz firme sin querer dar su brazo a torcer, sin embargo, el hombre mayor solo chasqueo su lengua mientras negaba a sus palabras y veía por primera vez en su dirección.

— Cada vez que te lo digo me das una excusa diferente, pero que me digas que no es apta no te la puedo aceptar, siendo la única princesa del imperio es la mejor opción para que te acompañe a gobernar

Soltó el hombre con un suspiro antes de regresar la vista a sus papeles.

— Si ella no es apta ¿Quien más cumple los requisitos para serlo? También has rechazado las opciones de tu madre y por más que juegues con cada omega que te gusta de la nobleza no entablas nada... El tiempo se te esta acabando Lotán no te olvides las reglas de este juego

Terminó de decir haciendo señas de que se fuera. El pelinegro solo cerró sus labios con fuerza y tragándose el inicio de una pelea hizo una reverencia para despedirse antes de salir de aquella oficina que cada día odiaba más.

La imponente puerta de roble se cerró y el ceño del príncipe heredero se frunció ligeramente mientras su aroma se volvía amargo. Camino por el pasillo resonando sus pasos en el ambiente pesado y su rostro endurecido tensó a todo aquel con el que se cruzaba.

Era extraño ver al príncipe Minroth demostrar algún tipo de emoción negativa mezclada con el aroma a lluvia y café que lo caracterizaba; siendo solo un mal presagio para los que debían pasar tiempo con él.

— Llamen al marqués Grin a mi oficina

Dijo sin ver a nadie en específico, pero los guardias que le seguían cautelosos sabían que se dirigía a ellos.

Sus escoltas se vieron entre sí con una expresión insegura, se señalaron un par de veces con expresiones temerosas y luego de resignarse uno se atrevió a hablar con un tono cauteloso.

— El marqués Grin aún no ha llegado a la capital

— ¿Cuándo llegará?

Preguntó bruscamente el pelinegro antes de salir al jardín en dirección a su palacio.

— Se estima que esta tarde

Respondieron rápidamente al unísono recordando el informe de su superior.

—Vayan a la entrada de la capital y den el comunicado, si el marqués Grin no está antes del anochecer en mi oficina será mejor que llegue directamente con su espalda al campo de entrenamiento

Sentenció agitando la mano para que fueran a entregar sus palabras y como si un gato les fuese comido la lengua no replicaron el pedido antes de salir corrieron tratando de disimular el escalofrío que le provocó las palabras de su príncipe.

Ser el juguete del alfa en un entrenamiento era igual a esperar una lucha completamente unilateral; en donde no tendría piedad en mostrar por completo sus habilidades y aunque el marqués era un buen espadachín que demostraba ser un genio en el combate sabían que no llegaba a la altura de Minroth, así que más que temer por el daño de un talento imperial, temían por sus propias vidas.

Lazos -El Imperio Del Norte-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora