La enorme puerta que daba al salón donde se llevaba a cabo la fiesta de coronación se imponía ante él.
Los nervios por estar sin su padre en aquel evento le invadian, pero sin querer revelar sus verdaderos sentimientos tomó aire un segundo antes de soltarlo con una expresión tranquila. Sabía que todo iría bien si confiaba en la decisión de su padre.
Colocó la expresión gentil que su profesora de etiqueta le enseñó desde niño y preparado para lo que venía avanzó. La puerta se abrió y fue captado por la mirada de los nobles que voltearon en su dirección.
Las intensas miradas recorrieron su cuerpo y a pesar de el sentimiento de ser devorado se adentra con calma, bajó las escaleras con elegancia. Como si no fuera la primera vez que se encontraba en un sitio tan espléndido camino de forma ligera hasta que sus pies dejaron los escalones y los nobles se acercaron a él para saludarlo.
Su padre le había dicho que no había otros rubios entre los invitados de la nobleza, así que por más que tuviera una máscara su cabello lo delataba ante todos. Las voces se conglomeran a su alrededor y tomando aire se preparó para fingir una personalidad radiante y alegre que fuera del agrado ajeno.
Quienes se le acercaron tuvieron diferentes motivos. La mayoría era por cortesía o para solicitarle un baile, pero de sus labios solo salieron respuestas ambiguas al sentir que 5 minutos fueron suficientes para notar la intención que poseían todos en común.
Nadie lograba ocultar su curiosidad por el príncipe que nunca había aparecido en un evento social; buscando comprobar que tan cierto eran los rumores que corrían sin miramientos.
Quiso suspirar al pensar en ello, pero era imposible no esperar algo como eso. Después de todo, el príncipe que posee más rumores de los debidos era un tema candente que se podría volver en su contra con tan solo llegar a cometer el más mínimo error.
Miró a su alrededor y en busca de un respiro de las palabras carentes de sinceridad, pidió disculpas mencionando que caminaría un momento para buscar una copa de champán.
Sus palabras fueron bien recibidas permitiéndole emprender rumbo por el lado izquierdo del salón. Admiró las espléndidas paredes de mármol y oro que hacían armonía entre sí; los pequeños detalles hechos de manera tan cuidadosa que le deslumbró y el logo del Imperio del norte que se encontraba en todos lados, sin verse de forma exagerada, de alguna forma daba una vista elegante y delicada por la forma tan discreta en que lo habían empleado dentro de la decoración.
Al llegar a la mesa de bebidas el joven rubio solicitó una copa y en su espera detalló las entradas de cada balcón; parecía que ya había recorrido con la mirada a todos, pero por más que deseaba conseguir uno vacío solo dos en el lado derecho del salón lo dejaban con la duda de si estaban ocupados.
—Aquí está su copa
Habló la mesera con una sonrisa profesional mientras extendía el vaso.
Dio las gracias y tomando la copa dejó la mirada fija en sus manos. No quería irse todavía, pero el quedarse mucho tiempo tampoco lo favorecía en su imagen; elevo la mirada una vez más y vio con algo de ansiedad los balcones que parecían ser su única opción para tener un momento de tranquilidad.
—El balcón que se encuentra en el fondo se encuentra vacío
Escucho de repente detrás de él.
La joven en el mostrador le señaló discretamente el sitio como si fuese capaz de leer sus pensamientos. La observó unos segundos y luego a donde le dijeron. Fue algo extraño, pero por más que quiso decir algo solo terminó asintiendo antes de dar nuevamente las gracias.
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Lazos -El Imperio Del Norte-
FantasyCuando sus miradas se cruzaron por primera vez ninguno lo admitió. Al Rey un escalofrío le recorrió y el corazón del príncipe se acelero, eso solo la luna lo sabía, siendo su madre obviamente los conocía. Les dio su brillo sin dudar y cada noche es...