Cuando se montó en el carruaje su corazón dio tumbos sin tregua alguna; su aroma estaba apagado y el sonido de las ruedas andando no le ayudaba a calmarse.
Apenas estaba amaneciendo, el sol rozaba levemente el paisaje helado y queriendo que se quedara de esa forma cerró los ojos dejando su espalda apoyarse en el respaldar acolchado.
Por la hora el rey debió haberse dado cuenta de su ausencia y eso no significaba nada bueno.
Al pensarlo llevó sus manos a su rostro nervioso, tomó aire un segundo y al siguiente destapó el mismo para observar la ventana. Tenía que pensar en qué le diría a su padre al verlo, cómo le explicaría que pasó la noche con el rey y sobre todo cómo demostrarle que nada había ocurrido entre ellos.
Su cuerpo tembló ante ese último pensamiento. Si lo que le decía a su padre no funcionaba, ¿qué pasaría después? ¿Sería lanzado fuera del palacio?
— Su alteza, ya hemos llegado
La voz del cochero llamó su atención, percatandose que el paisaje fuera de la ventana era estático.
Vio al hombre de nuevo y colocó una pequeña sonrisa incómoda al percatarse de que el carruaje estaba lleno de feromonas pesadas. Se levantó del asiento y con cuidado se bajó con la ayuda del otro, viendo en la puerta de entrada a Ethan con una sonrisa.
— Gracias por traerme, tenga un viaje seguro de regreso
Le dijo con una voz suave despidiéndose; sin embargo, cuando regresó su mirada al pelirrojo, se sintió extrañado.
¿Por qué tenía ese semblante tan tranquilo?
Su ceño se frunció ligeramente al caminar hacia él y cuando este le recibió con una risilla, terminó por darse por perdido. Definitivamente esa no era la reacción que esperaba de su sobreprotector guardia.
— ¿Por qué frunce el ceño, alteza? Ahora que ha llegado, ¿el licor le hizo efecto?
Le preguntó con un tono divertido mientras le ofrecía su brazo para que lo tomara.
Negó ante la pregunta y suavizando su expresión, solo alzó la ceja antes de hablar.
— ¿No estaban preocupados por mí?
— ¿Preocupados? No, más bien el rey parecía de buen humor ya que se integró en la fiesta hasta el punto de que regresó después de los delegados.
Explicó Ethan, mientras le abría la puerta dejándolos pasar.
— Fue una fortuna haberlo encontrado, el rey me había mandado a buscarlo para que no tuviera que esperar mucho tiempo un carruaje en la hora pico de cierre
— Oh sí, claro, fue una fortuna
Dijo con una pequeña risita nerviosa mientras se quitaba el abrigo y se lo entregaba a la doncella que los esperaba en la puerta. Al parecer nadie notó cuando desapareció de la fiesta.
— ¿Mi padre se encuentra despierto?
Preguntó con una pizca de nervios en su voz, que se disipó cuando el beta negó con la cabeza.
— En ese caso hablaré con él cuando el sol ya esté posicionado, puedes retirarte Ethan
Su voz más tranquila fue aceptada de buena forma y el pelirrojo hizo una reverencia antes de retirarse, dejándolo solo en medio de la gran entrada.
Con un suspiro comenzó a caminar y sin muchos ánimos subió las escaleras en busca de llegar a su habitación para poder descansar un poco. Tal vez por los momentos había una extraña confusión sobre que se quedó hasta tarde en la fiesta, pero nada le podía asegurar que eso no cambiaría.
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Lazos -El Imperio Del Norte-
FantasyCuando sus miradas se cruzaron por primera vez ninguno lo admitió. Al Rey un escalofrío le recorrió y el corazón del príncipe se acelero, eso solo la luna lo sabía, siendo su madre obviamente los conocía. Les dio su brillo sin dudar y cada noche es...