Cuatro.

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La llegada.


-Ya llegué. - Yoongi cerro la puerta al entrar y se aseguro de que estuviera todo en orden, de este modo también estaba tranquilo con que nadie se haya metido a la casa, camino a la cocina y reviso el refrigerador con esperanza de encontrar algo para comer y así seguir su rutina, sin esperar ver a su hermano menor en el marco de la puerta.

-Hola, Yoongi, deberías estar en el trabajo, no aquí, ¿Qué haces? - como siempre, Tae no era alguien educado con su hermano mayor, pero tampoco se le culpaba aquella conducta, él no admiraba en nada a su hermano.

-Estoy buscando comida, necesito irme con los chicos.- tomo una simple rebanada de jamón y queso para hacerla rollito y comérsela rápidamente antes de que hermano se la quitará. - ¿Mamá dónde está?

-Ella se fue con mi tía, deberias irte, no quiero lidiar contigo sin ella presente. - y entonces aquel chico castaño se retiro de la cocina para irse por su celular y llaves, esperando a Min en la salida.

El pálido suspiro pesadamente caminando tras de su hermano, esperando mínimamente que le mirara o que le dijera de algún problema de chicos hormonales, sin embargo; ese momento no sucedió y no sucedería.

-Tae, gracias por cuidar de mamá, yo lamento no poder estar aquí, es solo que... Es peligroso venir aquí. - susurraba cada palabra con vergüenza y miedo al rechazo obvio de su familia.

-Ella te perdonará todo, Yoon, pero yo no soy ella, ella no entiende tus errores y trata de justificar tus mierdas, pero aparte de ladrón, eres mar- - la mano huesuda se estrelló contra la mejilla del jóven, ambos chicos se quedaron en silencio, buscando las palabras para salir de tal situación - ¡Idiota!

-Ya sea que quieras o no, soy tu hermano mayor, Min Taehyung. No quiero tus faltas de respeto, sé que no soy admirable, pero soy tu familia, te jodes conmigo o solo, pero no quiero que mi madre se vea afectada - aquel chico pálido se marcho dejando al castaño sin habla, estaban enojados, no convivían, eran lo más cercano que tenian y aún así no se toleraban.

-¡Kook, amigo mío! - los labios de Jin se plasmaron en la mejilla del chico bronceado que al sentir el tacto se limpio inmediatamente con una expresión de asco.

-Mierda, Jin, eso es vergonzoso y asqueroso- ambos se encontraban en la calle, podían pensar cosas fuera de lugar y no quería lidiar con esa presión social y con la burla imparable de Jin por verse ridiculizado en plena calle.

-Ash, que maldito, en fin, ví a tu amigo ese el enano en el área verde de la preparatoria, creo que te está acosando, dios, esto es como una señal de que te quiere secuestrar y cosas divertidas como esas.- hablo con humor mientras abría una bolsita de papas para empezar a comerlas con su mirada fija en la de su mejor amigo.

-Cierra la boca, él seguro quiere robarme lo que no pudo la otra vez, que ridículo- Jungkook se tomó la libertad de caminar en dirección al lugar mencionado por Jin. Mientras tanto, un chico pálido estaba sentado en el césped viendo a las personas caminar de un lado a otro con sincronía y monotonía, algo tan aburrido como eso no podia entretener a nadie como él que estaba tan acostumbrado al ruido, había decidido venir hasta aquí para no estar cerca de casa.

-¡Hey, tú, maldito ladrón! - esa voz tan cálida y familiar, hizo que sus vellos se erizarán como un puercoespín y sus pupilas se dilataran, ese cuerpo musculoso, con esa mandíbula bien marcada, los brazos fuertes y estatura mayor a la suya, corriendo en su dirección, deteniéndose cuando estuvo frente a él.

Quiero verte. kgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora