Nueve.

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Hay días como estos de lluvia intensa y fuertes relámpagos, que me hacen recordarte, aún extraño el aroma de tu colonia mezclado con el olor a humedad cuando venías corriendo a visitarme por la ventana.

-Jungkook, debemos irnos, tu madre quiere que vayamos a cenar a su casa. - la voz alegre de Jin ahora era casi un susurró que temblaba cada que hablaba conmigo.

-¿Qué hora es? - revise mi celular y note que iban a dar las 6:00 pm, mire por un momento más tu fotografía en aquel lugar que parecía tan ajeno a ti, la urna en dónde estabas no era tan costosa o tan básica como para asumir que eras alguien cualquiera, no hubo entierro por decisión de tu familia, y entiendo aquella decisión.

-¿Su mamá no viene a verlo? - deje mis pensamientos por un momento para poder contestar aquella pregunta.

-Ella ya vive más lejos, Tae es el único que viene entre semana a dejarle una que otra carta, me parece bien aquello, aunque demasiado hipócrita, ni siquiera pudo ir a verlo cuando estaba con vida y ahora... - trague mis palabras y apreté mis labios con impotencia por el echo de saber que nada de lo que yo dijera iba a cambiar el destino de aquel joven pálido con cabellos menta.

-Tal vez... Se dió cuenta que su hermano no era una brutal bestia como su madre lo hacía ver. - palmeo mi hombro y yo solamente asentí para ser arrastrado por él afuera de aquel lugar tan triste y vacío.

-¿Por qué mi madre quiere que vayamos?, a ella ni siquiera le caigo bien, solo busca hacerme sentir mal.

-¿Sabes?, tu mamá no fue la que mando a golpearte a ti o a Yoongi, fue tu padre y creo que por eso no hay rastro de él, debes empezar a perdonarla por sus errores, ella no fue mala persona con tu amigo...

-¿Eres un anciano o acaso estás teniendo problemas de memoria?, ella fue una persona desagradable con Min, ni siquiera me dejó estar con él en la misma puta mesa. - bufé con desdén y al fin de caminar unas cuantas cuadras, esperamos el bus.

-Tú también tienes perdida de memoria.

No dije más y el bus se detuvo, subí y espere a que Jin subiera también, él se me quedó viendo un largo rato y por fin el bus avanzó, me quedé pasmado ahí, ¿Qué fue eso?

Marque su número en mi celular y espere a que contestará, él lo hizo como se esperaba.

"Jungkook... ¿Dios va a perdonarnos?, porque siento que Dios no nos ha dejado ser felices desde hace bastante, Yoongi lleva muerto ya un año y no puedes sonreír como antes, ¿Por qué tuviste que conocerlo y hacerlo sentir tan miserable?"

-Jin, yo no soy Dios y mucho menos puedo darte una respuesta que te haga sentir menos culpa por las decisiones de Yoongi.

Fue una de las llamadas telefónicas más vacias y tristes que habían tenido hace nada de tiempo, apenas y se veían, y solo era para recriminarse lo sucedido.

Fue una de las llamadas telefónicas más vacias y tristes que habían tenido hace nada de tiempo, apenas y se veían, y solo era para recriminarse lo sucedido

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Antes del 3 de marzo del 2023.

Era uno de esos días en los que Yoongi venía a verme por la ventana o pasaba a mi casa para robarme uno que otro beso intenso y carnal, quizá yo estaba confundido para entender que él me anhelaba de la manera no amistosa, aún asi nunca pude decir nada al respecto. No quise aceptar que anhelaba a Yoongi tanto como él a mi.

-¡Vete de aquí, maldito enfermo!, ¡No ensucies a mi hijo con tus malditas manos! - mi madre había estallado al ver a Min y a mi besándonos con gran fogosidad, la situación era obvia, mi mamá no tolero ver a su hijo besando a otro hombre, pero... Min nunca se quejo o alzó la voz, se mantuvo encorvado y tenso ante mi madre, cosa que me hizo sentir mal, no podia coordinarme, había excedido mi abuso de alcohol, quiza podria tener abstinencia.

Cuando mi madre golpeó con su palma la mejilla regordeta de quién se supone era mi... No pude mantener la boca cerrada, mi impacto no solo afecto a Yoongi, si no a mi madre quien también me golpeó a mi.

Sin poder predecir, mi madre tomo de la muñeca a mi amigo y abrió la puerta de la casa, sacando a Yoongi de la casa de un empujón.

-¡No quiero verte otra vez, maldito homo! ¡Lárgate!, maldito marica, ni siquiera es una mujer, debiste pensarlo dos veces antes de querer a un homo en tu casa, bendito sea dios porque me di cuenta.- la voz dura y cruel de mi madre, hizo que yo también me hiciera pequeño, mi padre no solo habría sacado a Yoongi, habría tomado una escopeta y se hubiera desquitado. Ahora solo podía ver por el espacio de la puerta, que Yoongi miraba hacia acá con el fin de saber que yo estaría bien.

Nunca quise que Min saliera lastimado de ningún modo, pero tuve que, escuche a la lejanía a mi padre, y mi madre rápidamente fue a decirle de lo sucedido, mi mente quedó en blanco y solo escuchaba balbuceos en eco, hasta que papá dijo: "me encargaré de desaparecer a ese maldito".

Mis pies se movieron por si solos, tenía que hacerlo, tenía que suceder tarde o temprano, mi cuerpo se recargo en el marco de la puerta de entrada, Yoongi estaba agitado, sus ojos abiertos y su boca reseca, entonces tuve que decir una sentencia dolorosa.

-Vuelve cuando seas una mujer, maricon de mierda.

La puerta fue cerrada y solo pude ver sus ojos vidriosos y aquella expresión de total huida mental, parecía que él no había escuchado porque se había quedado quieto, me quedé observando en la ventana, y entonces lo ví irse con la cabeza gacha, mi padre me palmeo el hombro y sonrió feliz.

-Ese es mi hijo, mierda, estaba un poco asustado de que fueras una decepción total, me alegro de que mi hijo sea normal.

Papá, ¿Me amas todavía?

Quiero verte. kgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora