CAPITULO 23

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Mingyu volvió al apartamento de Seungkwan en las primeras horas de la mañana.

Se tensó al darse cuenta de que el sistema de seguridad estaba apagado... desconectado por alguien que no fue él.

Mingyu sacó la pistola de su funda, tratando de observar detalles en la sala de estar a oscuras. El pent-house estaba tranquilo. Esperaba que Seungkwan estuviera profundamente dormido en su habitación, esta solo podía ser abierta desde el interior si alguien no autorizado lograba apagar el sistema de seguridad externo, que parecía ser el caso. Interiormente, se reprendió a sí mismo por abandonar a Seungkwan. Estrictamente hablando, no estaba obligado a ser guardaespaldas de Seungkwan 24/7... tenía cuatro horas libres cada día, y Seungkwan tenía seguridad permanente para su ascensor privado. Pero aún había formas de conseguir entrar al departamento, si uno se avocaba lo suficiente. Aunque Hansol le hubiera dicho hace unos días que BM era poco probable que tuviera a Seungkwan como objetivo en este punto, Hansol tenía muchos enemigos. Uno de ellos podría haber averiguado sobre su chico.

No debería haber salido, o al menos no debería haber pasado más de una hora besando a Wonwoo después del sexo, reacio a marcharse, mientras que Wonwoo se veía tan suave, sonrojado, y bien jodido. Patético. Sus propias acciones lo hacían temblar últimamente.

No lo suficiente para detenerte, dijo con sarcasmo su voz interior.

Sacudiéndose un poco, Mingyu se centró en su entorno, moviéndose en silencio y conteniendo la respiración.

El piso estaba absolutamente silencioso, lo que significaba que el intruso lo había oído y estaba bien oculto o moviéndose en silencio hacia él. La oscuridad extrema le hacía imposible decir cuál era el caso, pero Mingyu estaba en calma, su mente limpia de todo lo irrelevante y centrada exclusivamente en el peligro.

Ahí. Una respiración apenas audible desde la izquierda. Mingyu se movió incluso antes de registrarlo completamente. Chocó con el intruso, enviando a ambos a estrellarse contra el suelo. El otro hombre era alto y grande, y luchó en silencio, tratando de conseguir la ventaja. Estaban bastante parejos, Mingyu observó con sorpresa mientras trataba de fijar al hombre debajo de él e incapacitarlo. Había algo muy familiar en la forma en que el intruso peleaba.

—Mingyu, bájate de mí —dijo el hombre.

Jurando, Mingyu soltó al hombre y se puso de pie. Encontrando el interruptor, encendió las luces.

La cara no muy feliz de su jefe, le dio la bienvenida. Hansol se levantó, también.

—¿Dónde infiernos has estado y por qué estás regresando a las tres de la mañana? —dijo con frialdad. Lo no dicho, en vez de proteger a Seungkwan, colgando en el aire.

Mingyu apretó los dientes. Estaba harto de la actitud pasivo-agresiva de Hansol hacia él. Sí, había -medio- traicionado la confianza de Hansol una vez, pero había salvado su pellejo docenas de veces.

—Tengo cuatro horas libres cada día. Está en mi contrato. No tengo que estar a la entera disposición de tu niño y permanecer 24/7. Está dormido. ¿De qué se supone que tengo que protegerlo? ¿Pesadillas? Tú me dijiste que la amenaza de BM era mínima.

La expresión de Hansol se volvió aguda y evaluadora cuando su mirada barrió a Mingyu.

Mingyu se dijo que no había manera de que Hansol pudiera decir lo que había estado haciendo en el último par de horas.

—¿Todo está bien? —dijo Mingyu, tratando de desviar la atención de Hansol—. ¿BM?

—Ya no va a ser un problema —dijo Hansol, con los ojos brillantes de fría satisfacción.

[MEANIE; MINWON] SPMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora