CAPITULO VII // parte I

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Lyanna y Erick
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Lyanna

Paso las páginas de mi libro de historia leyendo al ritmo de la explicación de la maestra. La enorme pantalla del auditorio muestra imágenes de la Segunda Guerra Mundial, gente herida, ciudades destruidas, caídas de la economía y demás horrores de la época.

— No sé por qué no nos saltamos estas aburridas clases, estoy casi en coma por el aburrimiento.

— Porque son importantes y necesitamos aprobar el semestre Val. Además me resultan interesantes.

— Prefiero Astronomía, son más excitantes. — dice Valerie con una sonrisa pícara a mi lado.

— Me parece que lo que te resulta excitante es cierto maestro treintón, alto y de ojos cafés que la imparte — la corrijo.

— ¿Qué puedo decir? Fantaseo con hacerle un oral en plena clase. — muerde la punta de su lápiz y yo contengo la risa.

Media hora después la maestra termina y la primera en salir es mi amiga. — Al fin, pensé que esa mujer no se callaría nunca.
Vamos a la cafetería, muero de hambre.

— De acuerdo — al llegar a la cafetería nos tomamos un café helado con panecillos.

Mi teléfono vibra en mi bolsillo y al levantarlo casi me atrabanco con mi comida.

— Es él? — dice Valerie como si hubiese leído mi mente.— ¿No vas a contestar?

— No, hace un mes no sé nada de él y será mejor que se quede así. — Erick y yo terminamos porque me fue infiel con su mejor amiga.

La muy perra se dió el lujo de enviarme un mensaje diciendo que pasaría la noche follando con él y hasta me envió una foto de ellos en la casa de la facultad donde él estudia.

— Creo que deberías bloquearlo Ly'. Después de lo que te hicieron él y esa perra sarnosa creo que es mejor cortar todo contacto con él.

— No quiero hablar de eso Val, simplemente lo ignoro y ya está, además es la tercera llamada que me hace en un mes.

— ¡Hola, chicas! ¿Qué harán esta noche? — nos saludan los chicos del equipo de
basquetbol que vienen con las de gimnasia.

Pegan dos mesas más y se sientan junto a nosotras. — Hoy haremos una fiesta en mi casa luego del partido, ¿se animan? — dice un rubio a mi lado creo que se llama Max.

Por supuesto — le sonríe mi amiga — cuenta con nosotras, ¿verdad Lyanna?

— Claro, allá estaremos.

— Pues te esperaré ansioso "Lyanna" — el rubio de cabello brillante saborea mi nombre dándome una mirada pícara. — No faltes.

— Bueno, ninguno lo hará, iremos todos — desvío la mirada mordiendo mi panecillo.

Ellos se despiden y el rubio me voltea a ver antes de irse con los demás a la cancha.

— Eres peor que un hombre captando indirectas, ¿no? — reniega ella. — Ly, ese chico está loco por ti, ¿no lo ves? Al menos se amable.

— No me gusta, es un engreído. Además hoy iremos a emborracharnos no a jodernos la vida con malditos hombres engreídos y mentirosos.

— Pero si se te da la oportunidad de ligártelo no la desaproveches, ¿quieres? — se sienta a mi lado — Vámonos de aquí, tenemos compras que hacer.

Se levanta jalándome con ella — Pero aún no han terminado las clases, nos quedan 3 horas — Intento detenerla pero no me deja.

— ¿ Y qué? La semana que viene tenemos tiempo para estresarnos, hoy nos vamos de rumba. — da pasos saltarines agarrándome de la mano.

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