¿Qué decía? Ah, cierto... Eris-sama me dio un tremendo golpe por alguna razón.
Afortunadamente, Chris aceptó mi propuesta de cenar juntos y ahora estamos en camino a un lujoso restaurante de cinco estrellas, que conocí gracias a las recomendaciones de mis contactos. Es su último día en este mundo, y quiero que sea especial.
Todo parece bien, claro. Pero, el lugar está diseñado para ese tipo de personas que no me caen bien, ya sabes: empresarios adinerados, políticos influyentes y figuras públicas reconocidas.
No hay otra opción, si tengo que soportarlos para hacer la mejor despedida para Chris, vale la pena.
Y si me preguntan, ¿Por qué no fuistes a un restaurante que se acomode a tus gustos?. Pues el elegir no era para mi, sino para Chris. Cuando le dije que este restaurante era el mejor del país, no dudo ni un segundo y lo eligió.
¿Que tendrá en mente? No lo sé. Ella era una ladrona, por lo que no es nada raro que cause un atraco. Aunque nah, olvídalo, estoy pensado mucho.
Ahora estamos en mi auto, recorriendo las iluminadas calles de Japón. A mi lado, Chris duerme profundamente.
No sé si debería sentirme molesto o divertido por lo poco que parece importarle esta salida, quedándose dormida así.
¿Hace falta decir que mi mayordomo de toda la vida está conduciendo?... ¿No?... Supongo que es irrelevante en este caso.
Yyyyyy llegamos. Desperté a Chris y bajamos de mi LUJOSO auto, hasta tener la vista exterior a lo que llamamos "restaurante".
Uhm, ¿Que te podría decir?. Desde fuera, el restaurante parecía más tranquilo que un cementerio, lo cual no concordaba con las luces y parpadeos que este poseía.
Peeeeero, al cruzar las puertas, fuimos recibidos por una vibrante mezcla de música en vivo y conversaciones animadas, contrastando fuertemente con la calma exterior. Y como dije, el lugar estaba lleno de esa gente....
Los candelabros brillaban con luz dorada, reflejándose en las copas de cristal y las mesas elegantemente vestidas. Los camareros se movían con gracia, sirviendo platillos exquisitos y bebidas caras.
Y lo que pensé ante todo esto fue: ¡Hoy la voy a pasar de puta madre!
......
De repente, dos copas llenas de licor chocaron, produciendo un tintineo que resonó en todo el restaurante.
-¡Salud, mi buen amigo Kazuma! -gritó Chris, atrayendo la atención de todos en el restaurante.
-¡Así es, salud! -respondí con entusiasmo, sin estar consciente de las miradas incrédulas que nos rodeaban.
Después de reírnos como si fuéramos dos idiotas, bebimos varias copas como si no hubiese un mañana. Al final, era inevitable: terminamos emborrachándonos. Perdimos la cuenta de las copas después de la quinta o sexta.
Realmente esperé esta ¿cita? algo más romántica, pero meh, esto está bien.
-¡Oye tú, camarero! ¡Tráeme otras copas, que sean diez! -ordené con voz arrastrada.
El camarero me miró con una cara que decía "¿En serio?". Se retiró a servir las copas, o eso creo.
Aunque había mucha risa entre los dos, algo me incomodaba...
La gente nos miraba mal, especialmente a mí. ¿Por qué? No lo sé, pero no me importa. Probablemente sea porque no pueden soportar nuestra épica celebración.
-¡A seguir celebrando! -grité, y luego bajé la voz, murmurando para mí mismo-. ¿Celebrando? No, no, estamos aquí para conmemorar el último día de Chris en este mundo...