Capitulo I

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Vivir juntos ya era algo normal, ambos se complementaban a la hora de convivir, mientras Kaveh cocinaba, Alhaitam lavaba los trastes.
Pero no todo siempre fue sencillo, cuando Kaveh confesó sus sentimientos y fue rechazado, comenzó a ser muy agresivo, siempre le reclamaba a Alhaitam de algo absurdo o minúsculo, el por su parte sentía culpa de no poder corresponderle. Paso el tiempo y las aguas se calmaron, Kaveh pidió perdón por su comportamiento y casi todo continuo con normalidad, pero a punto de vista de Alhaitam, el contacto físico y halagos había disminuido a nada.

Todo iba bien, Kaveh ya estaba muy cerca de completar el pago de su deuda y su renombre de ingeniero estaba en boca de todos, por fin la suerte iluminaba el camino del rubio de ojos carmesis.
— Vuelvo más tarde, Alhaitam — dijo el rubio, asegurándose de guardar sus llaves para poder entrar sin tener que esperar a nadie.
— ¿Más tarde? Kaveh, ya son las 10 de la noche, no son horas de trabajo y el bar está cerrado hoy — dijo el peligris, alzando una ceja en duda, ¿Que iba a hacer el rubio a altas horas de la noche?
— Voy a salir a hacer unas cosas, nada relevante — dijo rodando los ojos — no me va a pasar nada malo, cualquier cosa llevo a Mehrak y tengo mis llaves, nos vemos Alhaitam — dijo para después salir de la casa.

Alhaitam se puso a divagar porque era tan relevante para que su roomate saliera a esas horas, y sobre todo muy arreglado. Había varias posibilidades, pero por la que más rondaba la cabeza del escriba era la de tener una cita, por alguna extraña razón que el desconocía no le agradaba la idea, se sentía incómodo, quizás porque por el "asunto" de Kaveh, Alhaitam había roto su rutina de el leyendo en la sala y Kaveh dibujando en el comedor para el mismo.
Si, en definitiva era eso, a él no le gustaba que interumpieran su rutina, siente que pierde el control de la situación.

Pasaron dos horas, Alhaitam ya iba comenzando su tercer libro y todavía no llegaba Kaveh, le estaba poniendo nervioso que este no llegara, capaz le había pasado algo malo. ¿Debería ir a buscarlo, o quizás era mejor dejarlo con su privacidad? Un sonido metálico lo volvió a la vida real, era Kaveh entrando a la casa con una torpe sonrisa y un leve rubor en su rostro.
— Ya era hora que llegarás, ¿No? — dijo el escriba, bajando su libro.
— ¿Alhaitam? ¿Que haces esperándome? — dijo el rubio aturdido — Pensé que las preguntas eran broma, pero no pensé que te comportas como mi madre. — dijo con risa el rubio.
Alhaitam se quedó callado, no había pensado que esperarlo lo iba a hacer lucir como un padre preocupado.
— No era esa mi intención Kaveh — hizo una pausa, no era propio de el quedarse sin habla — Yo, pensé que te había pasado algo, porque tardaste.

Dijo mirando con ternura a Kaveh — Bueno, no te desveles en ese caso, no me gustaría que pierdas horas de sueño por cosas menores — dijo mientras se dirigía la cocina a tomar un vaso de agua — Mañana igual voy a salir, no te preocupes Alhaitam, no me pasará nada — dijo el rubio, dedicándole una sonrisa amistosa para después subirse a dormir.

Alhaitam volvió a suspirar con cansancio, quizás Kaveh tenía razón y solo exageraba sus acciones, después de todo, es de lo más normal que aquel rubio tenga sus secretos y vida aparte de el. Tomo sus libros y se subió a su cuarto a descansar, quizás dormir aclararía sus pensamientos.

En su sueño, tuvo un pequeño flashback.
—Alhaitam, tengo algo que decirte— dijo Kaveh con sus mejillas sonrosadas de nervios.
— ¿Que ocurre Kaveh? ¿Más problemas con Dori? — el rubio nego con la cabeza —No, no es eso, es algo más serio, mucho más serio — dijo — Es algo que yo me estaba ocultando, más bien que me carcomía. De hecho no me a dejado dormir o hablar con claridad — dijo Kaveh mirando con seriedad a el contrario.
— Si estás enfermo ve con Tighnari, el te puede ayudar con eso.
— No entiendes Alhaitam — dijo el rubio negando con su cabeza, tomando las manos del contrario — Tu eres mi problema, tu hermosa piel que se ve dorada cuando los rayos del sol te acarician, tu simple presencia me hace hacer cosas tontas por solo tener tu atención y tu sonrisa que me hace sentir mariposas, tus ojos gentiles que cuando me ven, empieza a sonar una dulce melodía en mi cabeza, haces que mis pupilas se dilatan, que mis mejillas se calienten y mi corazón lata en descontrol, Alhaitam, me gustas — dijo Kaveh con una tierna sonrisa, sus mejillas rojas convinanado con sus ojos carmín.
—Perdoname Kaveh, yo — hizo una pausa para soltarse de las manos — Yo no me siento igual, te aprecio, pero eres... Eres mi gran amigo, Kaveh.

Alhaitam pronto despertó de su sueño, se froto la sien y se estiró, había soñado con el recuerdo de como rechazo a Kaveh, no era la primera vez que lo soñaba pero esta vez se sentía raro, algo no concordaba con su memoria. Ignoro esa sensación y se alistó para su día.

Bajo para tomar su desayuno y saludar a Kaveh, pero se encontró con la casa silenciosa, se acercó a la barra de la cocina donde encontró una taza de café semi-caliente, junto a unos kebabs y un Post-it de Kaveh:

Buenos días Alhaitam, sali antes a ver clientes y comprar unas diligencias, te dejo tu desayuno, ya está  todo limpio

—Kaveh

Alhaitam se sorprendió de la nota, el rubio se solía parar temprano pero no tanto para irse y dejarlo desayunando solo. Tomo su café y envolvió en aluminio los kebabs, quizas los comería más tarde, tomo sus llaves y salió a trabajar.

Comfort Romies-HaikavehDonde viven las historias. Descúbrelo ahora