8.- Rumores

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Desde la última vez que Marcy se había encontrado con su rara compañera llamada "Anne", las cosas se habían vuelto incómodamente extrañas para ella.

Cuando la dejó en la enfermería y se marchó a casa nunca imaginó que alguien de la escuela las vería juntas por última vez y que ese rumor se expandiría por toda la escuela después del incidente de la morena.

Marcy, como siempre, era completamente ajena a cualquier tipo de chisme, pasaba de largo cuando escuchaba a sus compañeros hablar sobre otras personas porque simplemente no le interesa comentar o enterarse de la vida de otros, le parecía una pérdida de tiempo y un desperdicio de saliva innecesario.

Pero una semana después del incidente, luego de bajarse del lujoso coche conducido por su chófer y notar todas las miradas encima de ella, supo que algo no andaba bien.

Es decir, sí; Marcy sabía perfectamente que por la posición de su familia y su lugar como hija única heredera, obviamente llamaba la atención de todos en todos lados, no era ningún secreto y no desconocía ello.

Pero ese día la gente ni siquiera se molestaba en disimular los distintos tipos de miradas que le lanzaban constantemente, sin ningún tipo de respeto.

Algo incómoda, titubeó un poco antes de empezar a caminar, pero definitivamente no se echaría para atrás. Ella no era así. Un Wu no podía ser así.

Sin detenerse más tiempo a pensar, sus piernas comenzaron a moverse en dirección a la enorme puerta. Ese día no recibió saludos cordiales por parte de gente interesada ni abrazos o apretones de manos por parte de sus supuestos amigos cuando cruzó la puerta, ese día simplemente fue perseguida por decenas de ojos mientras entraba a la escuela estrujando la correa que sujetaba su violín con incomodidad y nervios.

Sin embargo, en ningún momento su mirada vaciló. Se mantenía firme en el camino y no se escondía de nada ni nadie, o al menos eso era hasta que...

Escuché que ella mandó golpear a Anne...

Un murmullo de los muchos que escuchaba constantemente llamó su atención al punto de provocar que detuviera el paso y que su mirada se desviara al pequeño grupito de donde provenía la voz.

De repente, todo se volvió silencioso y la mayoría optó por fingir estar haciendo otras cosas como revisar sus casilleros o cuadernos.

Un par de segundos que parecieron eternos pasaron y Marcy dirigió nuevamente su mirada al camino, avanzando hasta el salón de clases sin volver a mirar atrás.

— Dios, casi me cago. — Murmuró uno del grupito apretando su camiseta en la zona del pecho.

Durante todo el día, la mente de Marcy no dejó de dar vueltas ni un segundo; trataba de concentrarse en las clases como siempre, pero no lo lograba y eso comenzaba a molestarle. No podía seguir así o se metería en problemas.

En busca de concentrarse, su mirada constantemente se intercalaba entre el cuaderno, el libro, el pizarrón, el lápiz, el profesor, trataba de procesar todo pero no lo lograba, realmente se estaba frustrando mucho.

¿Por qué de repente hasta lo más simple se había vuelto complicado?

Marcy nunca creyó que el hecho de que sonara el timbre la haría sentir aliviada, pensaba que eso era sólo para flojos a los que no les gustaba estudiar, pero sin embargo ahí estaba, suspirando aliviada en su pupitre y relajando los hombros cuando todos abandonaron el salón.

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⏰ Última actualización: Jun 29 ⏰

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