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La morena se tambaleó durante todo el recorrido hasta el patio de la escuela, su estómago, labio y mejillas dolían mucho, sin contar el brazo.
Cuando sus delgadas piernas no aguantaron su peso más, temblaron y provocaron que se cayera al suelo.
"Traidoras" pensó Anne mientras se arrastraba hasta estar contra la pared. Recargó su cabeza contra la misma y cerró los ojos mientras reposaba el brazo magullado en su estómago.
Todos los alumnos y profesores se habían ido y ella se había quedado repasando algunos trabajos de la escuela, fue ahí cuando uno de sus acosadores aprovechó para acorralarle y propinarle una buena paliza.
Ni siquiera había alcanzado a tomar su mochila porque se echó a correr con la pequeña esperanza de que no la siguiera, pero obviamente no funcionó.
Soltó un suspiro entrecortado sintiendo un nudo en la garganta y ganas de llorar, ¿por qué le seguían haciendo esto?
El sonido de un piano interrumpió sus pensamientos y pegó un salto, atemorizada.
— No... es así. — Escuchó al otro de la pared como una queja.
Claro, podría reconocer esa voz aniñada y aguda en cualquier lugar y en cualquier momento.
Se levantó apoyando su brazo sano en la pared y soltó un suspiro bajo por las molestias que le causó ese movimiento.
— Mierda. — Se quejó en voz alta e inmediatamente cubrió con ambas manos su boca.
La pianista levantó la cabeza y se incorporó correctamente volteando en dirección a la puerta, aparentemente no había nadie allí, pero juraría haber escuchado algo.
Su curiosidad era mucha y no estaba ninguno de sus tutores o algún compañero alrededor, así que... se levantó. Se levantó y caminó cuidadosamente hasta el marco de la puerta, su sorpresa fue encontrarse con la chica que le había empujado en la mañana recargada en la pared con la respiración agitada y quejándose del dolor.
Anne la miró con los ojos entrecerrados aún con el brazo pegado al estómago y dijo: — Hola.
La violinista y, al parecer, también pianista, miró a sus alrededores antes de volver la mirada a Anne y susurrar de vuelta un: — Hola.
Anne se relamió los labios e intentó pararse correctamente. La azabache, por su parte, se encontraba algo alarmada por el estado físico de Anne.
— Uhm... usted... ¿está bien? — Titubeó la pianista.
Anne dejó lo que estaba haciendo una vez lo logró y levantó la vista hacia la más pequeña.
— ¿Yo? Oh, sí. — Le miró algo nerviosa.
Esa respuesta fue un claro "no, absolutamente no estoy bien" para la más bajita, así que, sin dejar su expresión neutra, se abrió paso y señaló el salón de música.
— Adelante, le ayudaré con sus heridas. — Dijo la violinista.
— ¿Eh? No, no, no hace falta. — Anne levantó las manos en el aire e inmediatamente se arrepintió porque un dolor punzante recorrió su brazo derecho desde la punta de los dedos hasta el hombro. Adolorida, acunó el brazo en su pecho y murmuró unas cuantas maldiciones.
La de piel canela suspiró con rendición.
— Bien, si no quiere que cure sus heridas yo, le puedo ayudar a ir a la enfermería. — Propuso pensando que ese era el problema.
Anne pensó en seguirse negando, pero sería completamente estúpido de su parte negar que le ayudasen a tratar sus heridas cuando claramente le dolía muchísimo.
— De acuerdo. — Exhaló con trabajo. — Te lo agradezco. — La más pequeña se acercó hasta estar al lado de Anne y extendió su mano hasta el brazo de la más alta.
— ¿Puedo?
Anne asintió, asombrada por la educación de la pianista.
La chica inmediatamente tomó a Anne por el brazo sano y con su otra mano libre la guió por la cintura. Durante el recorrido hubo un particular silencio, sin una conversación tribial de por medio, ni nada parecido, pues aunque lo quisieran no tenían nada en común; y por lo tanto, nada de que hablar.
Una vez llegaron a la enfermería, una muchacha atendió de manera veloz a Anne al ver de quien iba acompañada, ella se extrañó bastante por este comportamiento, pero no le hizo mucho caso.
— Bueno, supongo que ahora todo está bien. — Dijo la violinista cuando la enfermera terminó de tratar las heridas de Anne, las cuales, por suerte, no eran muy graves. — Así que me voy. — Declaró esperando un asentimiento por ambas partes.
Anne se quedó quieta, pero la enfermera asintió con la cabeza, así que la estudiante prodigio se dio la vuelta dispuesta a marcharse de ahí.
— ¡Espera, Wu! — La nombrada se detuvo en seco y volteó su cuerpo medianamente para poder mirar a Anne. — Te llamas así, ¿no?
La enfermera tragó saliva con incomodidad y se retiró lentamente de la sala por el atrevimiento que había tomado Anne.
— Sí. — Respondió simplemente.
— Oh, uhm... — Se rascó la nuca por la mirada tan indiferente que Wu le había dirigido. — Sólo quería disculparme por lo de la mañana.
— No hay problema. — Se acomodó las mangas de su perfecto uniforme. — Fue un accidente. ¿Es todo?
— No, en serio. — Insistió. — No fue mi intención empujarte, todo fue culpa de la idiota de Sasha...
— Fue un accidente. — Interrumpió. — ¿Necesita algo más?
Anne evitó la mirada fría de Wu escondiéndola en cada rincón de la habitación que no fuera ella, esa conversación resultó más incómoda de lo que esperaba.
— No, nada. — La pianista se volvió a dar la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta nuevamente cuando la voz de Anne resonó. — Y gracias por esto.
Wu la miró sobre su hombro y después salió completamente de la habitación.
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Virgen | Marcanne.
FanfictionMarcy siempre será el crush inalcanzable de Anne y eso lo saben todos. ¿Cierto?