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Después de varias semanas, el Omega de cabello rojo había logrado adaptarse por completo a la vida que compartía con su esposo, Katakuri

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Después de varias semanas, el Omega de cabello rojo había logrado adaptarse por completo a la vida que compartía con su esposo, Katakuri. A pesar de las responsabilidades diarias de asistir a la escuela y el trabajo de Katakuri, su relación florecía en un equilibrio armonioso.

En un día en particular, el Omega se encontraba en el supermercado sin un propósito específico, pero una inspiración repentina lo llevó a decidir cocinar algo especial para sorprender a su alto esposo. Cada producto que elegía era seleccionado con cuidado y atención, con el deseo ferviente de que todo saliera perfecto para su amado.

Al dirigirse a la caja para pagar, sus ojos se posaron en una caja de donas y, sin dudarlo, decidió añadirlas a su compra, pensando que podrían ser un dulce capricho para Katakuri. Con las donas en mano, regresó a su hogar con una sensación de anticipación y emoción por la sorpresa que le esperaba a su esposo.

Una vez en casa, se sumergió en la preparación de la comida con entusiasmo y dedicación. Decidió deleitar a Katakuri con un plato de Ramen, pero con un toque tradicional que sabía que su esposo apreciaría. Cada ingrediente era tratado con cuidado y amor, reflejando el cariño que sentía por su pareja.

Al escuchar el sonido de la puerta, se apresuró a dejar la cocina y, con el delantal adornado con ositos de peluche, fue a recibir a su esposo con una sonrisa radiante. La expresión de sorpresa y alegría en el rostro de Katakuri al verlo así lo llenó de felicidad y satisfacción.

— Bienvenido, Kata — le saludó con calidez, ayudándole con su maletín y guiándolo hacia la mesa preparada con esmero.

— Gracias, Ichi — respondió Katakuri con gratitud, admirando el esfuerzo y la atención puestos en la cena.

Con gestos suaves y cariñosos, Katakuri se despojó de su bufanda, revelando una mirada de aprecio y amor hacia su esposo. El aroma tentador de la comida casera llenaba la habitación, creando un ambiente acogedor y familiar entre la pareja.

Sentados a la mesa, Ichiji sirvió el plato con esmero, observando con deleite cómo Katakuri disfrutaba cada bocado con satisfacción y placer.

— Está delicioso — elogió Katakuri, expresando su aprecio por la comida preparada con tanto amor y cuidado.

El Omega de menor estatura se ruborizó ante el elogio, sintiendo el corazón lleno de alegría y amor por su esposo. Al concluir la cena, ofreció con ternura las donas como un dulce gesto de afecto y gratitud.

— Muchas gracias — agradeció Katakuri, acariciando con ternura los cabellos de su pareja y depositando un beso suave en su cabeza.

— De nada, cariño — respondió el Omega pelirrojo con una sonrisa tierna,  sintiendo la calidez y la conexión.

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Matrimonio arreglado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora