El Cielo Fue Conocerte - José Madero Vizcaíno Y Tú

|| Re, Sol, Sim ||

El Cielo Fue Conocerte
Tocar Tu Piel Probar
Tu Miel...

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- Va a odiarme...

- No estés de exagerado, José. Si no te reclamo ayer no lo va a hacer. - Germán extendió el vaso de café hacia José, tratando de mantener la paciencia, llevaba toda la mañana quejándose tras recordar lo que había hecho contigo apenas hacía unas horas.

- Soy un idiota. - Germán suspiro.

- Ah, José... Estás crudo, ya al rato se te pasa esto. Ni siquiera han hablado hoy, además... ¿No se supone que así la conquistaste en primer lugar? O más bien, así te le declaraste antes.

- Pues porque antes le gustaba.

- José, si te siguió la besuqueada algo significa. Acuérdate que ella no tomó alcohol, estaba en sus cinco sentidos.

- Nah, estaba desvelada.

- Uy, ¿con esas ganas esperas llamar su atención? - Pepe tensó su mandíbula, no le gustaba que lo señalarán así.

- Ash... - Mejor le dió un enorme sorbo a su café. - Me duele la cabeza.

- Pero querías otro chavito... - Exhaló. - José... Mi consejo es que seas claro con ella.

- ¿Cómo?

- Seguro está consiente de que la amas, estás siendo cauteloso pero es bastante obvio. Sobre todo después de anoche, además, cualquiera lo sabría, ¿de qué otra manera serían novios, no? Es lógico que lo sepa.

- ¿Y eso qué anuncia?

- ¿Qué importa si le pides una oportunidad para conquistarla? Eres el más cursi que conozco, seguro que cae.

- ¿Tú crees?

- Además estás bien guapo, solo mira, miles de mujeres te quieren co-...

- Germán... - El mencionado se rió.

- No veo porque ella no quisiera. - Se encogió de hombros y José frunció el ceño.

- No es de chiste.

- No lo es. Lo digo enserió. - Pepe se llevó la mano al cabello, considerando que su amigo tenía un punto.

- Ah... Pero, ¿ahora como la voy a ver a los ojos? - Germán le dio unos golpecitos en la espalda.

- José, hazlo. Encara las consecuencias de tus acciones. Al menos yo no quiero otro Psalmos. - Se dejó consolar por su amigo y asintió con la cabeza.

Despertaste un poco más tarde que de costumbre, al levantarte te topaste con una casa vacía, sin José. La emoción que sentiste por querer verlo de nuevo al amanecer se desvaneció cuando no lo encontraste, siempre se levantaba antes que tú.

Decidiste preparar algo de café y esperarlo, quizás tuvo una reunión con la banda, alguna salida con Andreas que planeó y no te contó, o quizás alguna cosa de su trabajo.

Allí estabas, sentada en la mesa. Tu corazón se sentía cada vez más ansioso y emocionado, saltaba de anticipación por ver otra vez a José. ¿Besarlo otra vez? Ojalá. Deseabas hacerlo de nuevo, sentir esa risita contra tus labios, la sensación de su barba contra tus labios. Inconscientemente llevaste tu mano a tus labios, anhelando otra vez sus labios.