Entre Páginas y Sombras

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Los días siguientes fueron un torbellino de actividad para Anna y Lucas. Mientras la universidad continuaba con su rutina diaria, ellos se sumergían más y más en los oscuros secretos de Victor Armand. Sus vidas se llenaron de documentos antiguos, entrevistas y conexiones cada vez más inquietantes.

Una mañana, Anna se despertó temprano, aún sintiendo el peso de la revelación sobre la tinta de sangre. Decidió que era hora de consultar a alguien con más conocimiento sobre los métodos de investigación del siglo XIX. Llamó a la Dra. Evelyn Harper, una experta en literatura gótica que había sido su mentora en los primeros años de la universidad.

Evelyn aceptó reunirse con Anna y Lucas en su oficina. La oficina de Evelyn, llena de libros antiguos y decorada con artefactos históricos, era el lugar perfecto para discutir un misterio tan oscuro.

—Esto es fascinante y aterrador a la vez —dijo Evelyn, después de que Anna le mostrara las pruebas y le explicara su teoría—. Victor Armand siempre fue un escritor enigmático, pero esto va más allá de cualquier cosa que haya imaginado.

—Necesitamos entender más sobre él —dijo Lucas—. Sus métodos, su vida, todo. ¿Hay alguna posibilidad de que haya dejado algún rastro en sus otros escritos o en su correspondencia?

Evelyn asintió pensativa.

—Victor era un hombre muy reservado, pero tenía algunos amigos cercanos en los círculos literarios. Uno de ellos era el poeta Nathaniel Everhart. He oído rumores de que Everhart guardó cartas y escritos de Victor. Quizás podamos encontrar algo en sus archivos.

Con una nueva pista en mente, Anna y Lucas se dirigieron a la biblioteca central, donde se guardaban los archivos de Nathaniel Everhart. El bibliotecario les informó que esos documentos no habían sido revisados en décadas y que necesitarían un permiso especial para acceder a ellos.

Después de varios trámites burocráticos y la intervención de Evelyn, finalmente obtuvieron el acceso. Los archivos de Everhart estaban guardados en una sala pequeña y polvorienta, llena de cajas de cartón desgastadas.

—Aquí vamos —dijo Lucas, abriendo la primera caja—. Veamos qué encontramos.

Durante horas, revisaron cartas, poemas y notas personales. Finalmente, encontraron una serie de cartas entre Victor Armand y Nathaniel Everhart. Las cartas revelaban una profunda amistad y, más importante aún, detallaban algunos de los pensamientos más oscuros de Victor.

—Nathaniel, la sangre es el alma de la vida, y en ella encuentro la inspiración más pura. Mis palabras deben nacer del corazón para tocar verdaderamente a los lectores. —escribió Victor en una de las cartas.

—Esto es increíble —murmuró Anna—. Aquí habla directamente de su método. Esto puede ser la prueba que necesitamos.

Lucas asintió, pero había una nota de preocupación en su rostro.

—Si esto se hace público, no solo cambiará la forma en que vemos a Victor Armand, sino que podría desenterrar muchos otros secretos. Esto va a sacudir el mundo literario.

Anna lo sabía, pero también sabía que la verdad debía salir a la luz.

—Tenemos que hacerlo —dijo con firmeza—. Debemos sacar esto a la luz por las víctimas y por la historia.

Esa noche, mientras Anna revisaba sus notas en su pequeño apartamento, sintió una creciente inquietud. Estaba profundamente comprometida con su investigación, pero también sabía que se estaba adentrando en aguas peligrosas. Victor Armand no solo había sido un escritor, sino un hombre obsesionado con su arte hasta el punto de cometer actos atroces.

Su teléfono sonó, interrumpiendo sus pensamientos. Era Lucas.

—Anna, creo que deberías venir al archivo —dijo Lucas, con urgencia en su voz—. He encontrado algo más, algo que puede cambiarlo todo.

Anna se vistió rápidamente y salió corriendo hacia la biblioteca. Cuando llegó, encontró a Lucas esperando con un documento en la mano, su expresión grave.

—Mira esto —dijo, entregándole el papel.

Anna lo tomó y comenzó a leer. Era otra carta de Victor a Nathaniel, pero esta vez mencionaba nombres específicos de mujeres y fechas exactas de sus desapariciones.

—Esto es una confesión —dijo Anna, con la voz temblorosa—. Una confesión escrita.

Lucas asintió.

—Esto es lo que necesitábamos. Con esto, podemos demostrar la conexión directa entre Victor y las desapariciones.

Anna sintió una mezcla de alivio y miedo. Sabía que estaban un paso más cerca de revelar la verdad, pero también sabía que estaban entrando en un territorio extremadamente peligroso. Sin embargo, su determinación no vaciló.

—Vamos a seguir adelante —dijo, mirando a Lucas con firmeza—. Tenemos que hacer justicia por ellas.

Lucas sonrió, compartiendo su resolución.

—Sí, vamos a hacerlo. Juntos.

Con un nuevo sentido de propósito, Anna y Lucas se prepararon para las siguientes etapas de su investigación. Sabían que estaban desenterrando secretos oscuros, pero también sabían que estaban en el camino correcto para revelar la verdad y honrar a las víctimas de Victor Armand.

TINTA DE SANGRE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora