El principio del fin de la vida perfectamente ordenada de Kim Mingyu, llegó una ordinaria noche de sábado.
Su novia estaba acurrucada a su lado, la cabeza en su hombro, mientras observaban su serie favorita.
– ¿Dulzura? – Lisa murmuró durante una pausa comercial.
– ¿Hmm?
– He estado pensando…
Mingyu miró su oscura cabeza.
– ¿Qué?
Los dedos de Lisa jugaron con el dobladillo de su camisa.
– Yo… ¿Qué piensas sobre intentar algo nuevo? Quiero decir sexualmente.
Mingyu la miró con curiosidad. Lisa normalmente no era tímida cuando se refería al sexo.
– Claro – dijo con una leve sonrisa, enterrando sus dedos en su pelo y acariciando su nuca. – ¿Qué quieres?
Lisa se mordió el labio y lo miró, sus ojos llenos de vacilación.
– ¿Qué acerca de un trío? ¿Con un hombre?
La sonrisa de Mingyu se congeló en sus labios antes de desaparecer lentamente.
– No tienes que decidir nada ahora – Lisa dijo rápidamente. – Tomate tu tiempo y piensa en ello. No hay presión, piénsalo.
Si ella no hubiera dicho eso, Mingyu lo habría rechazado de plano. Pero él la conocía. Era obvio que ella realmente lo quería.
Mingyu desvió la mirada. No era muy bueno en compartir sus cosas y creía en la monogamia. Pero se lo debía a ella para, al menos, darle un pensamiento, sin importar lo mucho que le disgustaba la idea de otro hombre tocándola.
– De acuerdo – dijo – lo pensaré.
Él sí pensó en ello.
Estuvo constantemente en el fondo de su mente por los siguientes días, incluso cuando estaba en el trabajo. El pensamiento de Lisa teniendo sexo con otro hombre le dejó un sabor amargo en la boca, pero él no estaba celoso de por sí - solo incómodo, alejado y ligeramente irritado con Lisa.
Ella sabía lo que pensaba Mingyu sobre tener múltiples parejas sexuales al mismo tiempo, pero había pedido por ello de todas formas. Por otro lado, ignorar la petición de su novia no era algo que haría un buen novio.
Maldita sea. Estaba pensando en círculos. Necesitaba una nueva perspectiva sobre esto.
Mingyu terminó llamando a Seungcheol, su primo y amigo más cercano.
Últimamente, rara vez se veían cara a cara, desde que trabajaba en Inglaterra, pero ellos habían sido cercanos desde su infancia. Él siempre podía contar con Cheol.
– Si estás celoso, simplemente di que no. – Seungcheol le dijo.
– No estoy celoso, Seungcheol – dijo, recostándose en su silla – No me pongo celoso, ya lo sabes. Yo solo odio compartir lo que es mío.
– No es como si ella te pudiera obligar. Si tú no deseas compartirla, simplemente dile eso.
– No – dijo Mingyu con un suspiro. – Si le digo que no quiero un trío, va a ponerse de mal humor, hacer pucheros y me dará su espalda fría por semanas. Y odio cuando lo hace.
– ¿Es realmente una cosa tan importante para ti? – dijo Seungcheol.– Algunos hombres disfrutan viendo a sus mujeres tener sexo con otro hombre.
– No yo – dijo resumidamente Mingyu.