Capítulo 2

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-Ten en mente que él no te ama, es por diversión. Por tu bien, no te enamores. -Decía, hasta que llegaron a su destino. - En fin, nos volveremos a ver. Cuando Kibutsuji te vuelva a necesitar vendré.

Douma no respondió, esas palabras le llegaron al corazón y dolieron; aunque no quisiera.

* * *

Los días pasaron después de ese encuentro sexual entre el y su compañero, pero no volvieron a verse, cosa que inquietaba al menor.

"¿Por qué ya no viene?" Se preguntaba... Como no sabía dónde vivía no podía ir a buscarlo, además de que aunque lo supiera podría generar problemas para su relación.
Sabía que no tenían una relación totalmente consolidada y no podía gozar de como se comporta una pareja enamorada, que se cuida del uno al otro... Siempre pensaba poder tener ese tipo de relación con Muzan; en alguna pequeña parte de su corazón, tenía esperanzas de que Muzan dejara a su familia para estar con él... Y con nadie más.

Por mal suyo, eso era algo que no pasaría jamás. Solo era diversión, solo era un secreto.

* * *

En aquella noche, en las afueras de la ciudad de Japón. La noche se adentró y la luna saludó a la tierra con su luz espléndido.
Una puerta sonó del templo del Culto al Paraíso Eterno. Aquel sonido del golpe de las puertas Shoji alarmó al joven con una ola de esperanza... ¿Pues quién más iría a esas horas de la noche en busca suya?

Se levantó tan rápido como pudo del futón, poniéndose su haori negro, caminando descalzo hasta la entrada con completa ilusión.

-Hola. -Habló aquel hombre de negocios que se encontraba la vez anterior con Muzan. - Escucha... Tengo que decirte algo importante.

-¡AH! ¡Qué alegría! - sonríe -¿Dónde está Muzan? ¡Estaba preocupado!

-... Hablando de eso. Muzan-sama me envía para decirte que ya no os volvereis a ver más. Lo siento por darte yo esta noticia, me ha mandado a mí para decírtelo.

Palabras como cuchillos en su corazón... No lo entendía.
La última vez que se vieron todo estaba tan bien, esa noche fue tan bonita... Hicieron el amor de la manera que Muzan le ordenó, cumpliendo con cada postura que le solicitaba.

-¿Cómo? ¿Qué quieres decir con eso...?

-No me ha dado más información, lo siento mucho Douma-dono, es lo único que sé... - dijo para hacer una larga reverencia delante del joven. -Cuídate. -dijo para irse, perdiéndose en la obscuridad del bosque mientras abandonaba con pena a aquel corazón que acababa de ser destrozado.

* * *

Esa misma noche fue dolorosa para el joven después de aquella noticia. Fue como si todo el mundo se le hubiera caído sobre si mismo... El amor que había sentido durante esos años había terminado en tan pocos segundos... Y ni siquiera había recibido una decente despedida.
Sin más, y por los latidos de tu corazón, salió a los barrios de Tokyo. Quería olvidar eso que acababa de sentir.

Buscó la manera más sencilla de poder olvidarlo y hundió su dolor en el sake de los bares, sólo. Cada botella que tomaba era un recuerdo que le pasaba por su mente. Las lágrimas eran presentes.
Se veía hecho un desastre caminando en ropas sombrías por la calle.

La lluvia hizo su presencia, y Douma seguía fuera, sin importarle si esa noche moría o no. Definitivamente lo quería, no le importaba nada.
Finalmente se desplomó en el suelo mojado mientras las gotas caían en su frío cuerpo, cada vez más débil. ¿Ese era su final?

Sus ojos se cerraron deseando no volver a despertarse.

Unas pisadas mojadas.

Un toque.

Dancing In The Moonlight |  Michidou-Kokudou angst. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora