Capítulo 7

89 13 5
                                    

A pesar de que para él todo ese proceso fue relativamente rápido, en verdad había estado dos horas preparándolo.

Su cuerpo era débil, cada movimiento que realizaba nublaba su vista, por lo que tenía descansar cada cierto tiempo.
El sentimiento de derrumbarse físicamente era frecuente.

-¡Señor Michikatsu! ¡Señor Michikatsu! -Gritaba aquel señor que había venido a este lugar tiempo atrás. - ¡Por favor necesito su ayuda!

Al escuchar aquella voz conocida bajó rápidamente, no entendía la razón de esa visita -¿Perdone? ¿Por qué ha venido aquí? ¿Está todo bien?

-Me temo que no. Yo... He venido en busca de su ayuda por qué realmente ya no se que hacer. El señor Douma cada dia está más raro y me preocupa mucho. Ya no atiende a sus responsabilidades, simplemente se queda en su habitación sentado, mirando el cielo y no come adecuadamente... Yo intento ayudarle ¡Pero en verdad no me hace caso! ¡Es muy orgulloso de si mismo! A mí no me escucha, no sé si a usted lo haga... -decia algo nervioso, acercándose a Michikatsu y rogando a su disponibilidad. -Por favor, si en verdad ama a mi señor, ayúdelo.

Michikatsu se alarmó, definitivamente no iba a negarse. -De acuerdo, vayamos rápido.

Ambos caminaron deprisa. A pesar de que la distancia no era relativamente corta, lo hicieron bastante rápido. Seguramente ayudo la preocupación y desesperación del momento...

Tiempo después llegaron, Michikatsu fue delante de Goro. Al principio dudaba, no sabía si entrar o no... Su cuerpo por segunda vez se encontraba en una situación peliaguda y similar. Pero tenía que hacerlo.

Puerta abierta.

* * *

-¡Goro-san! ¡Goro-san! Vayamos al pueblo, porfavor -decia un niño de 10 años, dando saltitos de alegría.

-¿Ehh? ¿Ahora mismo señor Douma? -Decia con una sonrisa, mientras acariciaba al pequeño.

-¡Si, por favor! Me gustaría ir al mercado... Casi nunca salgo de aquí, es aburrido.

-Mm.. de acuerdo señor Douma, pero será un secreto entre nosotros dos. ¿Entendido? -dice mientras le quitaba el gorro negro a Douma.

-¡Prometido!

Ambos sujetos se pusieron sus zapatos y caminaron por el bosque hasta llegar a la ciudad. En aquel tiempo todavía no estaba acabada el camino directo hacia la ciudad, por lo que tenían que cruzar el bosque todavía.
Llegada a la dirección deseada, el pequeño Douma se emocionó.

-¡Woah! Cuanta gente.

-Si mi señor, porfa procure mantenerse cerca de mí para no perde- -no llego a terminar hasta que se dió cuenta que no estaba por ningún lado. -¿Señor Douma? -se alarmó, se había metido en un lío. -¡Señor Douma! -empezo a buscarlo alterado.

Un pequeño Douma curioso caminaba, mirando todas las hortalizas y frutas que vendían... Jamás había estado ahí, siempre eran sus criados quienes iban a hacer los queaceres.

Despistado, cayó al suelo debido al choque que obtuvo con un hombre adulto.

-¡Auch! -dijo, cayendo al suelo. -m-mh...-gimoteo, por el dolor del golpe.

Aquel sujeto sintió el golpe, se giró y vio a aquella criatura en el suelo.

-...Camina con más cuidado, hijo. -dice mientras se pone de cuchillas y lo agarra para ponerlo de pie. -¿Te has hecho mucho daño? -Decia aquel hombre de cabello largo y puntas granates.

Douma lo observó, con unas pequeñas lágrimas por el dolor en su trasero. -¡E-Estoy bien!

-¿Donde están tus padres? No deberías estar sólo aquí.

Dancing In The Moonlight |  Michidou-Kokudou angst. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora