Capítulo 6

78 13 1
                                    

-¿Qué no me estás diciendo? -preguntó Peat con una caída muy sutil en la octava lo cual le dijo que intuía que debería tener miedo. Aunque aparte de eso, ocultó el pánico bastante bien.

Maldita sea. Fort debería haber reconocido quién era en el momento en que se conocieron. Es curioso cómo la mente colorea las cosas y las esconde del pensamiento consciente. Cómo algo puede estar delante de tus narices y pasarte desapercibido...

Ahora que sabía la verdad sobre él, era obvio, y no tenía ni idea de cómo podía haber sido tan estúpido como para haber estado tan ciego respecto a él.

Si bien sus facciones y estatura no eran para nada parecidas al del Primer Guardián, tenía sus mismos misteriosos ojos teñidos de oro que sondeaban, una profunda intensidad que parecía despojar de todas las mentiras, la bravuconería, y pretensiones de modo que su dueño podía ver directamente el alma desnuda.

La primera vez que conoció al Guardián, esa mirada penetrante le había reducido de nuevo al perro acobardado que sólo había vivido para ganar la aprobación de su padre. La sombra patética de un ser humano que había permitido que su propio hermano le pisoteara mientras que él protegía al bastardo con sangre y huesos. El perro que había aceptado las patadas de todos los que entraban en contacto con él, pensando que no merecía nada mejor que su desprecio.

Durante la mayor parte de su vida, Fort había creído sinceramente que en lugar de estar enojado y amargado, debería estar agradecido de que nadie estuviera dispuesto a ofrecerle un hogar en absoluto. La dignidad era algo reservado para sus superiores.

Por mucho que se había convencido a sí mismo de que odiaba a su padre y a Coyote por la forma en que lo habían tratado, la verdad era que se había odiado a sí mismo mucho más. Había sido el que aguantó el abuso y no dijo nada. El que había permitido que lo trataran como si fuera inferior.

Al mismo tiempo, había tenido la fuerza y las habilidades para hacerlos callar. Pero en lugar de arriesgar su "hogar" y la poca seguridad que conocía, había tomado su asalto verbal y se creyó que no podía existir por sí mismo.

Eso en realidad lo hizo más débil.

Y en el momento en que el Primer Guardián le había mirado a los ojos, le despojó del monstruo en busca de venganza que había despertado Windseer, para hacer de él otra vez un ser humano vulnerable.

Fort había liberado todo aquel odio sobre el antiguo por desafiarle a ver la verdad. Pero al final, el Primer Guardián había tenido razón. No fue el Primer Guardián contra el que Fort había luchado ferozmente ese año entero sino contra sí mismo.

Él, y no otro, siempre había sido su peor enemigo.

Cualquier otra persona hubiera condenado a Fort por sus atrocidades pasadas y exigido su vida. En cambio, el Primer Guardián le había abrazado como a un hermano.

«Permitiste que alguien a la que amabas te cegara con sus mentiras. Confiaste en ella para que cuidara del frágil corazón que tenías y que nunca había sido aceptado antes. Aunque has cometido el mal bajo sus órdenes, el mal no estaba dentro de ti. No obtuviste placer o comodidad de las acciones. Ni orgullo.

»Veo tu corazón, Sengngai. Estás avergonzado y horrorizado por lo que has hecho. Tú sabes lo equivocado que estabas y no ocultas ese hecho. Tú mismo te has azotado mucho peor de lo que yo jamás podría.

»Pero lo que tienes que recordar es que sólo hay dos hombres en la vida que son perfectos. El que no ha nacido aún, y el que ya ha muerto. Todos cometemos errores. Es parte de crecer. El truco no es ser perfecto. Es encontrar un lugar de consuelo en la mente de modo que no te castigues por confiar en la persona equivocada o por perseguir el sueño equivocado. Todos somos víctimas del engaño dañino en algún momento.

˗ˏˋ 23 FortPeatˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora