1. pasado

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Duele, duele ver cómo en el pasado lloraba mirando fija al reflejo del espejo, con los ojos rojos de tantos sentimientos que caían una y otra vez por mis mejillas. Si alguien me hubiese visto así, no se hubiera preocupado por las lágrimas de mis ojos, sino por mi mirada perdida y desesperada por ayuda. Pero nadie vino, nadie me vio así nunca.

Es la magia que sale a las 3 de la mañana: que da igual cuántas veces lo hagas, nadie te escucha. Es increíble, esa mirada fría, de mis ojos castaños... Si alguien hubiese entrado en mi mente, hubiese visto esas inseguridades, esos miedos, esas frases que se repetían una y otra vez en mi cabeza, que solo querían hacerme daño.

Si mis padres me hubiesen visto así, mis amigos, mis profesores... se hubiesen quedado traumatizados, de lo que una mente con ansiedad, estrés y depresión es capaz de pensar. Miedos que no tienen sentido a la vista de muchos, pero para mí... eran lo peor. Estaba cansada de todo, de todos, en todo momento. No quería seguir con miedo, sufriendo, con ansiedad. Intenté de todo, solo quería que esa mierda desapareciera. ¿Qué esperaban?

Llevo viviendo en un hogar donde cuando están cansados, el cansancio se convierte en odio y enfado. Donde eres una exagerada por sentir o llorar, ellos siempre tienen razón, donde equivocarse es casi delito. Gente que no tiene paciencia ni la tuvo nunca. Me crié entre gritos y llantos al momento de estudiar, donde cuando la paciencia se acababa la culpa era mía. Era una niña que no entendía las matemáticas o la lengua, y que por más que se lo repitieras igual o se lo gritaras, no lo entendería.

Tenía dislexia y TDAH sin saberlo. ¿Y la culpa de no entender las cosas es mía? Prefería no entender las materias antes que preguntar, porque no quería que me volvieran a gritar. Se sentía fatal, y eso mi familia no lo entiende. Siempre fui muy sentimental, y crecer en un ambiente así, sé que no es el peor, pero es tóxico igual, dicho por expertos.

Duele que si miro unos años atrás, veo solo ansiedad, tristeza, sonrisas falsas, tristeza... pero el pasado no se puede cambiar, solo aprender de lo que aprendiste en él y alegrarte de lo que las experiencias te dejan marcado. Primero caídas, luego heridas, después, momentos de dolor y sanación. Después de mucho tiempo llegan las cicatrices, y aunque aún no se pueda poner en pie, da igual.

Lo importante es dejar de caer, te levantarás cuando sea tu tiempo. Las heridas han de sanar, el tiempo ha de pasar, y las malas ideas y pensamientos en la cabeza se han de ventilar. Después, ya te podrás levantar, y volverás a caminar, para luego correr, y al final volar. Será difícil y puede que cuando estés en la cima te caigas. Es normal, pero de las experiencias se aprende y volverás a alzar el vuelo.

De eso trata la vida, es un tiovivo. Eres un niño, a veces estás arriba, otras abajo, pero lo importante es nunca querer bajarse. Crecerás, pero lo importante es que el niño crezca contigo. Así se mezcla lo mejor de ambos mundos en una misma persona.

Duele el pasado, pero es esperanzador el futuro

de sudor y lagrimas a tinta y papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora